jueves, 28 de mayo de 2020

El caso Bourne [Reseña | Libro]

El caso Bourne
Robert Ludlum
Saga Jason Bourne I.
1980.

Sinopsis
Un hombre, herido de bala y al borde de la muerte, es rescatado del mar por unos pescadores franceses. Al cabo de varios días de inconsciencia, vuelve en sí. Pero ignora su nombre, su nacionalidad, su procedencia: todo. Su amnesia es absoluta. Una sola pista lo une al pasado: un microfilme que lleva implantado bajo la piel, y en el que figura el número de una cuenta bancaria en Zurich. A partir de esa referencia, el desconocido empieza a rastrear su propia identidad en Zurich, Marsella, París, Nueva York… Lo que va descubriendo es aterrador. Dentro de este laberinto, sus pasos se encaminan inexorablemente hacia el más buscado terrorista internacional de todos los tiempos: «Carlos».

Cuando lo tome, pensé por enésima vez que el recurso de la perdida de memoria y el viaje iniciatico en sentido inverso ya se estaba desgastando. Este no es el caso.

Citas.
«¿Qué clase de pasado tenía para haber producido las habilidades desplegadas durante las pasadas veinticuatro horas? ¿Dónde había aprendido a herir y mutilar con los pies y los dedos convertidos en martillos? ¿Cómo sabía con precisión dónde asestar los golpes? ¿Quién le había enseñado a jugar con la mente criminal, provocando un renuente compromiso? ¿Cómo sacaba deducciones tan rápidamente, convencido, sin atisbo de duda, de que sus instintos eran correctos? ¿Dónde había aprendido a discernir en un instante la posibilidad de extorsión por una conversación casual escuchada en una carnicería? Lo más importante de la cuestión, quizás, era la simple decisión de llevar a cabo el crimen. ¡Dios mío!, ¿cómo podía hacer tal cosa?»

«Es un asesino profesional, un experto, entrenado en una amplia gama de métodos para matar. Esta experiencia está a la venta, no tiene ninguna motivación política ni personal, todo le conviene, sea lo que fuere. Está en el negocio sólo para sacar provecho, y los beneficios que obtiene están directamente proporcionados con su reputación.»

Lo bueno.
La historia. Las piezas se van encadenando natural, sin fricciones. Hasta que en las últimas 100 páginas el cierre de la historia va tomando mayor velocidad (si es posible) que toda la historia ya contada.

Lo mejor.
La fluidez para escribir de Ludlum es increíble. Sabe su oficio. No pierde tiempo en florituras y al mismo tiempo es lo suficientemente detallado para que las circunstancias que parece van a comer vivo a Bourne, las vivas a través de sus ojos.
Bourne es un personaje creíble, no tiene super poderes pero si una capacidad de resolución a través de la improvisación que asombra: las circunstancias siempre adversas (físicas y materiales) no impiden que cumpla con su objetivo. No importa si para eso tiene que pagar un precio por  qué el premio es la supervivencia.
A medida que la lectura avanza, el cuadro de Bourne se va completando, dejando en la luz información que te hace dudar de la persona que esta buscando la «verdad», su verdad. Y lo empatan con el mayor asesino de los últimos años.
Este empate con Carlos, complica la historia y su solución hasta límites insospechados, surgiendo un aliado sorpresivo para la darla a Bourne la tan ansiada salida, claro que hay que pagar un precio, pero si el resultado es sobrevivir o mantener la figura pública, no es necesario pensar mucho en accionar.

Lo malo.
Y no tan malo, solo que agrega un cierto sabor «plástico» a una lectura de por si buena. Te encuentras con una contraparte que no solo es tan buena como tu lo eres en tu área. Un mujer que sabe moverse en las situaciones más difíciles y que además sabe «leer» los números que la economía genera a nivel internacional. Y no es un agente secreto ni ha tenido acceso a información clasificada, todo está en los libros de texto de la universidad, lo que falta es la interpretación correcta de esos números.
Está nota tiene el mismo detalle del anterior. Para poder recuperar la memoria, «rapta» a una de las personas más importantes del «enemigo». Las preguntas van y vienen buscando la ansiada información. Debe de actuar como si supiera de que está hablando, hay momentos en que la conversación se vuelve críptica, por que no estamos enterados de quien es quien, ni que es lo que hacía en donde estaba. Los nombres de personas y lugares van y vienen sin que nos hagan sentido.
De lo poco o mucho que he leído sobre espías, en esta lectura no pude dejar de comparar con El espía que surgió del frío (John le Carré, 1963): nombre desconocidos que de repente se convierten en piezas claves para en entramado (muy fino, por cierto) de la historia y de las consecuencias que para los protagonistas es. Historias solo conocidas por algunos pocos que tienen un eco continuo en la vida y acciones de todos los que se orbitan en la vida del «héroe», en ambos casos los agentes desean retirarse del servicio activo.

Valor 4 de 5
Historia entretenida, Daniel Craig como el agente al servicio de su Majestad le debe tanto.

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