martes, 24 de marzo de 2020

El hoyo [Crítica | Película]

Título original
    El hoyo aka
AKA The Platform
Año
    2019
Duración
    94 min.
País
    España España
Dirección
    Galder Gaztelu-Urrutia
Guion
    David Desola, Pedro Rivero
Música
    Aránzazu Calleja
Fotografía
    Jon D. Domínguez
Reparto
    Ivan Massagué, Zorion Eguileor, Antonia San Juan, Emilio Buale, Alexandra Masangkay, Eric Goode, Algis Arlauskas, Miriam Martín, Óscar Oliver
Productora
    Basque Films / Mr Miyagi Films / TVE / ETB / Zentropa Spain / Eusko Jaurlaritza / ICAA / Consejería de Cultura del Gobierno Vasco / Instituto de Crédito Oficial
Género
    Ciencia ficción. Thriller | Distopía. Supervivencia. Gore
Sinopsis
    El futuro, en una distopía. Dos personas por nivel. Un número desconocido de niveles. Una plataforma con comida para todos ellos. ¿Eres de los que piensan demasiado cuando están arriba? ¿O de los que no tienen agallas cuando están abajo? Si lo descubres demasiado tarde, no saldrás vivo del hoyo.
Bienvenido al centro vertical de adaptación, donde son más importantes los silencios que las palabras. La búsqueda de la solidaridad espontánea.

Citas:
«Solo hay tres tipo de personas: los de arriba, los de abajo y los que caen.»
«Porque el que come mi carne y bebe mi sangre , tiene vida eterna.»


Lo bueno.
La historia. Claro que encoge el corazón las acciones que la gente de los niveles bajos realizan para sobrevivir. Donde las buenas acciones no encuentran repercusión en los niveles superiores. Claro que se encoge el corazón.
Los planos de acercamiento sirven (y como no) para mostrar la degradación del personaje inicial o bien de aquellos compañeros de celda que van buscando sin encontrar, perdiendo la esperanza en cada cambio de nivel.
Los pocos planos lejanos son para mostrar la inmensidad del centro.
Los cambios de luz sirven para insistir en la idea de que estas en un lugar donde la escapatoria solo se consigue aguantando al día siguiente, donde la rutina es la misma: comer, dormir, morir.


Lo mejor.
El escenario minimalista, lo esencial para desarrollar la historia. No sobra NADA.
Las actuaciones. Con cada cambio de nivel, hay tiempo para que nuevos personajes se incluyan en el drama y hagan su parte en ese triste escenario. Particularmente me ha gustado Zorion Egileor, de lo más desagradable.
Los giros de la historia.
¿Es mi imaginación o el «héroe» se va convirtiendo poco a poco en el Quijote? En esa pálida y delgada figura que para sobrevivir se come el libro.
La música, acorde y adecuada a cada uno de los momentos: el descenso de la plataforma y los violines plañideros.
Está es una muestra de lo que la imaginación y poco presupuesto pueden hacer.

Lo malo.
Le falto un cierre coherente y a la altura de la historia. Nos ha fallado el guionista.

Lejanos tambores de guerra empezaron a resonar en mi cabeza.
Me han asaltado las imágenes de la película El cubo (1997); un grupo de personas encerradas en infinidad de cubos que se encuentran dentro de uno más grande y que rotan sin cesar.
De esta misma línea, En la hierba alta (2019), solo que al aire libre.
Las divisiones entre los de arriba y los de abajo tiene una propuesta parecida en Snowpierce (2013), diferencia está entre los vagones y los pisos.


Valor 5/5
Imperdible, vale la pena verla una segunda, como si fuera la primera vez.

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