Título original
Strangers On A Train
Año
1951
Duración
101 min.
País
Estados Unidos
Dirección
Alfred Hitchcock
Guion
Raymond Chandler, Czenzi Ormonde. Novela: Patricia Highsmith
Música
Dimitri Tiomkin
Fotografía
Robert Burks (B&W)
Género
Intriga. Thriller. Cine negro | Crimen. Trenes / Metros. Película de culto
Grupos
Adaptaciones de Patricia Highsmith
Sinopsis
Inspirada en la novela homónima de Patricia Higsmith. Durante un viaje en tren, Guy, un joven campeón de tenis (Farley Granger), es abordado por Bruno (Walker), un joven que conoce su vida y milagros a través de la prensa y que, inesperadamente, le propone un doble asesinato, pero intercambiando las víctimas con el fin de garantizarse recíprocamente la impunidad. Así podrían resolver sus respectivos problemas: él suprimiría a la mujer de Guy (que no quiere concederle el divorcio) y, a cambio, Guy debería asesinar al padre de Bruno para que este pudiera heredar una gran fortuna y vivir a su aire.
Vamos por partes
Citas:
«- ¿Cómo lograste convencerlo?
- ¿Convérselo? No, nunca lo tome en serio.»
Lo bueno.
Hasta la mitad de la película se respeta la narración original del libro, claro que por una economía de tiempo, se ha quitado mucho de la conversación que ocurre en el pequeño espacio que Bruno tiene en el tren, y lo ha logrado sin perdida en el contenido. Muy al estilo de Hitchcock, coloca escenas que logran hacer que la balanza de la simpatía se decante por el «pobre» protagonista Guy: le da tiempo a realizar una llamada desde la estación de trenes, hay una entrevista breve y agresiva con Miriam. Y raudo, Bruno se dedica a meter en cintura a esta última en una breve, pero efectiva caza en un parque de diversiones.
Lo mejor.
Aparece un nuevo personaje, Bárbara, la hermana oportuna e inteligente de la novia y futura esposa: hábil en su clasificación de las personas, casi de inmediato logra identificar que Bruno va a convertirse en un grano en las nalgas de la familia, a menos que pase algo y pronto.
Se agradece el trabajo de Chandler como guionista: cambia algunas cosas para agregar eventos que ni por asomo ocurren en la novela: la novia logra a base pura fuerza bruta identificar al asesino de la esposa; en lugar de un par de tablas crujientes en las escaleras del padre del Bruno, hay un gran perro mastín que logra meterle un susto al protagonista; en lugar de un asesinato a sangre fría con un arma propia y no la prestada, hay una plática «amistosas» con una sombra en la oscuridad; el protagonista es un tenista profesional exitoso, originalmente se trata de un arquitecto en ascenso, pero con reconocimiento; la familia de la novia está dedicada a la política y aparece en algunas ocasiones para mostrar el apoyo al novio, originalmente es un industrial reconocido que rara vez se deja ver por la historia.
Las actuaciones también me han gustado, adecuadas y a la altura de lo que se muestra en pantalla, no deja de tener ese tono melodramático tan propio de la época, pero se hace soportable.
Ni que decir del vestuario: me han gustado todos los trajes que Guy ofrece en cada una de sus apariciones: sacos de colores grises o negros combinados con camisas que tienen espacio para un yugo, las gabardinas largas y elegantes. Y la novia aparece en una visita al museo con una hermosa blusa blanca con un par de altas «orejas» de lo más elegante.
Me gusta más el final del libro, pero aquí, el maestro ha encontrado la manera de mantenernos pegados a la pantalla durante cuarenta minutos, usando un partido de tenis, un encendedor, el viaje lento del tren y finalmente una tragedia.
Lo malo.
Una de las partes más interesantes de la novela y que está desarrollada para que leas entre líneas, es la atracción que Bruno siente hacia Guy (uno de los motivos por los que decide que Miriam sobra), siempre se encuentra en el ambiente esa sensación de arrojo de uno hacia el otro que es más que notorio cuando el cuerpo desaparece en las frías aguas.
Otro de los detalles dejados fuera y que es muy importante, es el alcoholismo de Bruno y sus ataques de delirium tremens que sufre en las últimas páginas de la historia, siendo sustituido por desvanecimientos en los momentos más inoportunos para mostrar hacia el resto de la comunidad, esa que trata de frecuentar, pero como desconocido que es, no puede hacer.
Y aquí va la última: en la sociedad de la época, el padre de Bruno es una figura legendaria, un modelo a seguir. Bruno vive en la larga sombra de la su padre. Es Guy quien tiene que hacerse camino para que se le reconozca en la sociedad y no al revés.
Valor 8 de 10.
Buena adaptación de una buena historia.
El libro.
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