viernes, 8 de julio de 2022

Niork [Reseña | Libro]

Niork
Stefan Wul
108 páginas.
1970.



Sinopsis
Un día, en la tribu de Thoz, el Viejo decide matar al niño negro. Simplemente porque éste le molesta, porque es diferente de los demás.
Entonces el niño negro huye. En su camino sobre una Tierra asolada por un cataclismo, el niño negro hace alianza con un oso y combate contra monstruosos pulpos mutantes. Gracias a ellos adquiere una inteligencia fabulosa y poderes multiplicados. Cuando vuelve a su tribu, el niño negro se ha hecho semejante a un dios.
Y guía a su tribu hacia Niork, la ciudad de los dioses, la antigua ciudad de Nueva York, en la que sólo subsisten ruinas y extraños mecanismos.

Pensaba en combinar las historias del libro y el cómic en un solo «paquete», pero cuando llegue a la mitad del segundo me di cuenta que tomaba un camino libre y que poco podía tomar de ahí sin perder la esencia de esta historia; mientras que el primero tiene sus propias ilustraciones y se enfoca en distintos caminos para los mismos personajes.

Está es pues, la historia del niño negro y su aventura peleando con monstruos y vieja tecnología olvidada pero funcional.



Parte I

Citas:
«El Viejo llevaba enrollado alrededor de su delgado torso un largo collar de vértebras que le daba varias vueltas. Cada una de esas vértebras había pertenecido a un jefe o a un cazador famoso. Así, el Viejo añadía a su propio prestigio el prestigio de antepasados desaparecidos.»

«El niño negro bajó la cabeza metiéndola de nuevo entre las piernas y fingió que dormía para que le dejaran en paz. Acostumbrado a las vejaciones, sabía que el mejor medio de estar tranquilo era procurar que los demás se olvidaran de él.»

«Partió el cráneo y devoró crudo el cerebro, apropiándose así de toda la fuerza y de toda la ciencia del Viejo. Después trabajó durante el día entero para desnudar al cadáver, para rajarle las carnes, para extirparle una vértebra, que añadió al rosario fúnebre del que el Viejo extraía la mayor parte de su prestigio.»

Una tribu comandada por un Thor moreno, Thoz, busca la manera de sobrevivir en un mundo que (al igual que Roland Deschein en la saga de la Torre Oscura) se ha movido de su lugar y ya nadie recuerda lo que antes fue una prospera Tierra tecnificada. La naturaleza ha reclamado y tomado lo que es suyo. Las ciudades (ahora la tierra de los dioses) son lugares prohibidos para aquellos que no tienen un conocimiento previo, ese que ha sido dado por dos eventos especiales: llegar a una edad de viejo (cosa nada fácil en este agreste mundo) y haber devorado los cerebros de los enemigos, derribados en combate.
Y para dar muestra de lo anterior, una larga cadena hecha con una (y solo una) vértebra del enemigo.
El niño negro (el autor no desperdicia el tiempo creándole un pasado) no las tiene fácil con la tribu. A instancias del Viejo es maltratado y amenazado de muerte. La eterna búsqueda de compañía pone en peligro su vida.
Un buen día el Viejo decide que es tiempo de consultar a los dioses y se moverá a las heladas tierras superiores, tardara lo que se tenga que tardar.
El niño negro va detrás de él. Es mucho mejor que esperar a que regrese.
Se van dos pero solo uno regresa.
Lo que encuentra en la ciudad y con lo que regresa será el principio de un rápido ascenso a lograr cosas increíbles.



Parte II

Citas:
«Cuando la Tierra se secó, un gran número de pulpos murieron. Pero los supervivientes se adaptaron a la salinidad acrecentada del gran lago, reliquia del antiguo océano Atlántico. Pudieron salir del agua y galopar por las playas con la ayuda de sus miembros flexibles de extremidades acabadas en garras córneas casi sólidas. Se arrastraban detrás de los arbustos, se volvían casi invisibles cambiando el color de su piel según la naturaleza del terreno. Formaban grupos para cazar mamíferos, se lanzaban sobre ellos, los ahogaban con sus brazos poderosos y los despedazaban con sus picos rapaces.»

«Un halo luminoso nimbaba los contornos del estómago y de los intestinos de la mujer.»

Con la falta de valor y animo que la presencia del Viejo ofrece, la tribu se ve obligada a buscar por si misma, sin dirección, un lugar donde encontrar alimentos; un salvaje desastre ha logrado lo que ellos con tu caza no han podido: hacer que los animales salgan corriendo en busca de seguridad.
Y esa búsqueda de alimento los lleva a la tierra de los monstruos, bestias de las cuales han oído hablar pero en la que nunca han estado, no saben a lo que se van a enfrentar.
Thoz y compañía avanzan a buen ritmo (el hambre es acuciante); los cazadores son los que se quedan con lo poco que se obtiene, siendo las mujeres y los niños los que sufren hambre sin importar lo que se consiga.
Un primer enfrentamiento con los pulpos evolucionados se torna en una pequeña victoria y les dará confianza y alimento. Su costumbre de comerse el cerebro secando al inclemente sol tendrá consecuencias.
Mientras, en otro espacio no muy alejado, el niño negro ha tenido un encuentro fortuito con un dios loco y conseguido un amigo gracias a la bondad de la atención, los cuidados y el ofrecimiento de alimento constante (al fin de cuentas, ahora cuenta con los medios para hacerlo). Un aliado que le ayudará a enfrente lo que se acerca en forma de tentáculos.

Parte III

Citas:
«Pero se equivocaba. Ignoraba que una dosis considerable de radiactividad lubricaba (si se puede expresar así) los complejos engranajes de su espíritu. Durante quince días se había alimentado sólo de cerebro de pulpo que los cazadores habían conservado para él secándolo al Sol.»

La «misión» es clara: si quieres un coto de caza abundante y al parecer inacabable es necesario que te lleves a la tribu hasta la ciudad de los dioses de Niork. Lo que encuentres en ella, es tuya.
El niño negro se pondrá al frente, guiándolos, porque cuenta con el poder de hacerlo.
De manera más frecuente sufre de mareos y «ligerezas» de pensamiento: por algún raro y oscuro motivo su cabeza es capaz de hilar varias ideas consecutivas de manera coherente, realizando el proceso de los eurekas.
Mientras que su cuerpo y el del resto de la tribu comienzan a brillar en la oscuridad, haciendo innecesario el uso de las antorchas. El niño negro «sabe» que su tribu no va a llegar a la ciudad de Niork, por mucho que apresure el paso. Cosa que parece que acelera el proceso de la muerte luminosa: pronto comienzan a caer, mientras el cuerpo burbujea y se hincha.
A la entrada lo recibe una gran diosa de piedra que refleja la luz del sol. Los dioses de estas tierras son gigantes.


Parte IV

Citas:
«Por fin salió de nuevo a la luz y, después de recorrer unos quinientos metros, vio la astronave. Esta tenía el aspecto de un huevo monumental, adornado por un intrincado conjunto de viguetas metálicas que se erguían hacia el cielo. Al divisar la nave, Doc sacudió la cabeza con lástima.»

Hay un segundo grupo de humanos que recorren sin esperanza las desoladas calles de la enorme ciudad producto de un accidente de su nave espacial con forma de nabo.
Una mala decisión hace que el pequeño grupo se disperse: doctor1 , ingeniero4 y capitan2 se ven envueltos en la desesperación de no poder encontrar la manera de regresar a su planeta de origen (¿cuánto tiempo ha pasado desde la desgracia que les obligó a abandonar el planeta?), la búsqueda de alimentos y protección contra el medio ambiente agreste obliga a dos de ellos a buscar refugio en uno de los enormes edificios; buscar entre la infinidad de cuartos y grandes salas, por error entran a un laboratorio donde son atacados por bestias en las que se han convertido las ratas, producto de los años de hambruna y la radiactividad, dejando animales irreconocibles para los recuerdos de nuestros protagonistas. En la huida ven una pequeña sombra corriendo en dirección contraria y la sorpresa los deja sin habla: ¡aún quedan humanos en el planeta!
Y si bien, la miseria y el abandono se muestra en la mayor parte de las construcciones, no toda la tecnología se ha muerto: enormes altavoces dan la bienvenida al entrar a las estancias, robots impersonales exigen identificación para continuar avanzando, las cocinas generan alimentos calientes y de buen sabor tan solo con pedirlo y los grandes ventiladores que dan frescura al interior de los edificios (este en particular) sigue funcionando de manera regular.

Parte V

Citas:
«—Un bello espécimen para el vivero de la ciudad —dijo Brig—. Va a echar abajo las teorías de Stef sobre la inexistencia de razas de color en los tiempos prevenusianos.
—Lo sorprendente —dijo Doc— es que sea sexuado. Ese detalle animal en una figura humana tiene algo de horrible, es monstruoso.
—Es bastante repugnante, en efecto. ¿Cree usted que realmente ha nacido de una madre como una bestia?»

«—Lo que me enfada de ustedes es que se creen superiores porque han nacido en una probeta, de un óvulo fecundado por una chispa. Y porque yo soy sexuado, porque he nacido de una madre, me consideran un animal. Ustedes se dan a sí mismos el título de homo superior, pero de hecho ustedes no son hombres, son robots…»

Ha sido una verdadera suerte que los navegantes espaciales hayan encontrado al niño negro, un poco más y la radiactividad le hubiera hecho correr la misma suerte que al resto de la tribu.
La medicina y tecnología por parte de los visitantes y la paciencia del nativo hacen realidad su recuperación.
Pero no ha sido tan rápido como para detener el desarrollo de su cerebro, que ahora con un poco esfuerzo y mucha dedicación puede hacer uso de la enorme biblioteca que el nabo tiene en sus entrañas, consumiendo de manera ávida letra tras letra y libro tras libro.
El desenlace de esta maravillosa historia está llena de vueltas de tuerca, no solo entre las páginas, si no de manera sorprendente entre párrafo y párrafo: la descripción de desarrollo de este cerebro antes primitivo y ahora lleno de ideas y soluciones que te van a dejar frío, mientras que el niño se explica, los detalles de sus logros se antojan imposibles.


Luces estrobo en mi cabeza.
Pelicula The Spine of Night (Gelatt, 2021). Fantasía épica y ultra violenta ambientada en una tierra de fantasía, que sigue los pasos de héroes de diferentes épocas luchando contra una fuerza malévola. El tiempo no significa nada si de contar historias sobre mundos posteriores al nuestro.

Libro El planeta de los simios (Boulle, 1963). El periodista Ulysse Mérou, el profesor Antelle y su joven discípulo Arthur Levain se embarcan en un extraordinario viaje hacia la estrella Betelgeuse. Desde su nave espacial observan el planeta Soror, donde se perfilan ciudades y carreteras curiosamente parecidas a las de la Tierra.


Con toda intención he dejado muchos detalles importantes, buscando que sea la curiosidad la que te lleve a buscar está aventura.

Más información de este libro.

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