Título original
Monolith
Año
2022
Duración
94 min.
País
Australia
Dirección
Matt Vesely
Guion
Lucy Campbell
Música
Benjamin Speed
Fotografía
Michael Tessari
Género
Intriga. Ciencia ficción
Sinopsis
Una periodista tenaz cuyo podcast de investigación descubre un extraño artefacto, una conspiración alienígena y las mentiras en el corazón de su propia historia.
Citas:
«¿Los símbolos de qué alfabeto?»
«No es la misma persona, sus ojos están vacíos.»
Lo bueno.
La historia se desarrolla en un solo lugar: la casa de los padres de la protagonista y ella se encuentra sola detrás de un micrófono y una computadora que graba todo. TODO. Es más como una obra de teatro que se desarrolla en una sola habitación de una gran casa, donde los personajes entran y salen a necesidad del guion, solo que el resto de los protagonistas solo se escuchan y no entre sí, tienes que ponerle cara a las voces. Debido a lo grande del acontecimiento, vas reconociendo acentos de distintos países. La voz detrás de la llamada es distinta a la anterior en cuanto tanto la tranquilidad que se le oye, pero conforme las llamadas se van produciendo, las voces se hacen más angustiosas, el detalle de las visiones más terrible. Y si bien el resto de las voces no se conocen, la protagonista comienza a atar cabos.
Y esos cabos van girando y uniéndose hasta que llegan a la misma casa y mesa de la protagonista, la caída a través del agujero del conejo blanco, que parecía que no tendría fin, lo hace con graves consecuencias.
Lo mejor.
Son pocos, pero los efectos especiales están muy bien logrados (solo la protagonista NO sabe que ya ha recibido el misterioso paquete). Es una película donde la actuación, las voces y el misterioso objeto juegan a partes iguales para contar la historia. Y aquí es donde se lleva los aplausos la única persona que aparece en escena: bien trabajados los momentos más intensos, las caras de angustia, las caras de sorpresa cuando la verdad se revela de manera poco convencional, así los últimos veinte minutos son la guinda del pastel para una historia que ha sido contada con cautela y de manera lenta.
El sonido es un elemento muy importante para el cierre de la historia: frente a las cámaras solo está el rostro de la periodista y lo que pasa solo puede deducirse por ese misterioso chapoteo que se escucha a través de la casa. La cámara se convierte en un protagonista invitado al mostrar la escena por encima del hombro, por arriba de la cabeza, de frente y en lo alto cuando el final se acerca.
Lo malo.
Si bien no tiene caso porque no es el objetivo de la historia, saber de donde procede el misterioso objeto, considero que habría colocado un buen detalle en el final.
<SPOILER>
En casi todas las historias que se van contando, los protagonistas muestran que el efecto del objeto es casi de inmediato: la falta de apetito; las confusiones entre la realidad y lo que parece algo onírico se muestran fulminantes; sin embargo, para la protagonista han pasado años desde el momento en que la «enfermedad» hace acto de presencia en su vida.
Por otro lado, el resto de los familiares de los directamente afectados, pagan en menor o mayor grado las consecuencias de haber sido elegidos. Para los padres de la protagonista no es así.
</SPOILER>
Luces estrobo en mi cabeza.
Usurpadores de cuerpos (1978). Unos microorganismos de un lejano planeta han llegado a la Tierra. Matthew trabaja como funcionario en el departamento de sanidad de la ciudad de San Francisco. Elizabeth, una colaboradora suya por la que siente algo más que admiración profesional, le cuenta que su marido ha experimentado una transformación tal que le resulta irreconocible. Matthew se lo toma a broma, pero ese mismo día observa que también otras personas sienten el mismo recelo hacia sus parejas o amigos. Versión, con ligeras variaciones, del clásico de ciencia-ficción de Don Siegel que narra la invasión de unos extraterrestres.
Valor 6 de 10.
Propuesta interesante y con un final que estuvo bien.
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