sábado, 11 de marzo de 2023

Los mejores relatos policiacos 2 [Reseña | Libro]

 Los mejores relatos policiacos 2
Varios Autores.
1981.
208 páginas.


Sinopsis
Los grandes maestros de la literatura policial unidos por esta magistral pericia que atrapa al lector en una vorágine de angustia y tensión crecientes.
Ed McBain, en «J», nos sitúa en la célebre Comisaría 87 para elucidar un asesinato que puede tener oscuras motivaciones rituales. Mickey Spillane, en Moriré mañana, nos ofrece una original venganza. Erle Stanley Gardner se desentiende de Perry Masón para explorar, en Peligro del pasado, la tortuosa relación entre dos ex presidiarios. John D. MacDonald se interna en las peligrosas pesadillas que produce el alcohol: Resaca. Bill Pronzini alerta, en Un anhelo de originalidad, sobre los peligros que acechan a un escritor ávido en demostrar su originalidad. Talmadge Powell en Alguien se preocupa, una soberbia narración sobre el asesinato de una total desconocida.
Súmense a estos autores dos nombres venidos de otros campos: Pearl S. Buck, que trueca la evocación sentimental de Oriente por la terrorífica historia de un secuestro: Rescate; y Robert Silverberg, maestro de la ciencia ficción, que en Muchas mansiones relata la alucinante persecución homicida por los laberintos del tiempo.
Y otros autores magistrales: T. S. Stribling, John Lutz, Marcia Muller, Elizabeth Morton...
•  «Una antología extraordinaria» (Book Review).

Cómo siempre que se trata de una compilación de cuentos, la clasificación es la siguiente:

No pierdas el tiempo (*)
Entretenido (**)
Imperdible (***)
Extraordinario (****).


01.- EL RESCATE Pearl S. Buck (***)

La mezcla de lo corriente y lo terrible, la rutina y el temor ineludible, que es su circunferencia, pocas veces se ha conseguido tan bien como en este relato de un secuestro escrito por el segundo autor norteamericano y primera mujer que ganó el premio Nobel de literatura (1936). El lento desvanecimiento de la reputación de Pearl S. Buck en sus últimas décadas hará que este relato sea una revelación sorprendente para quienes no estén familiarizados con su obra. La manera cuidadosa y comedida de abordar el terror y lo incontrolable aproximan esta narración a las de Cornell Woolrich, un autor contemporáneo que la habría admirado (y que él mismo no podría haber superado).

Citas:
«Era un trozo de papel blanco colocado bajo una piedra.
Kent supo en seguida qué era. Había leído aquella nota docenas de veces en los informes de los periódicos. Se agachó y recogió la nota. Allí estaba…, la nota garabateada, con una caligrafía desfigurada, torpe. «Hemos estado esperando esta ocasión. Cincuenta de los grandes es el precio. Buscadlos si no los tenéis, papaítos. Recibiréis instrucciones del sitio dónde dejarlo. Si avisáis a la policía, matamos a la niña»

Esta es la desagradable descripción del descenso a los infiernos, lento y sin pausa para una joven pareja con una posición acomodada, el padre (o suegro, depende de qué lado de la ecuación quieras comenzar) es dueño de una empresa que proporciona todas la comodidades posibles a la familia.
Durante la mayor parte del cuento, la larga sombra del secuestro cubre a los dos menores y es la batalla mental de los padres en donde se centran la mayor parte de las descripciones. Si hay más personajes, sí, hay una policía dedicada únicamente a este tipo de situaciones; si, el secuestro ocurre.
Y el desgaste mental que consume a los protagonistas es inmenso: un día y una noche que se convierten en una eternidad. El final, tan solo decir que los descuidos se pagan de manera irremediable.


02.- UN PASAJE PARA BENARÉS. T. S. Stribling (***)

Anthony Boucher escribió una vez acerca de T. S. Stribling, el premio Pulitzer creador de Henry Poggioli, que «es el único escritor de relatos policiacos que ha logrado considerar a su detective con una objetividad absoluta. Jamás ningún sabueso ha sido retratado con una exactitud tan implacable como Henry Poggioli, ni representado tan hábilmente con esa mezcla de mezquindad y sublimidad que es el ser humano». Un pasaje para Benarés es un relato peculiar y sorprendente de Poggioli, por una razón que se revelará en su momento culminante, un final que, con toda justicia, se ha calificado como «absolutamente fulminante».

Citas:
«El culi se humedeció los labios y susurró en su tono espectral:
— Soñé que era Siva, sahib, sostenía el mundo en mis manos y lo mordía y sabía amargo, como la corteza de un limón. Y le dije a Vishnú: «Déjame ser un perro en las calles, antes que saborear la amargura de este mundo», y entonces el policía me golpeó, sahib, y me preguntó si había asesinado a Maila Ran.»

Una historia donde lo real (el asesinato) se mezcla con el folklore de una cultura exótica, lejana al occidente por mucho tiempo y espacio.
Un psiquiatra norteamericano, toma la curiosa decisión de dormir dentro de un templo. Tiene tiempo para arrepentirse más de una vez. Sin avisar a nadie y saltando todas las precauciones, el sueño dentro del lugar sagrado es inquieto, lleno de sombras, algunas reales, otras soñadas, pero no sabemos cuáles cumplen que criterio.
Lo único cierto para nuestro protagonista, es la necesidad inmediata de identificar al asesino, que ha tomado entres sus manos la vida de una joven persona de la manera más cruel imaginable. Y como regla de toda civilización, el castigo por tomar una vida es pagarla con otra.
Aunque quizás, los dioses de está lejana cultura hayan encontrado otra manera de impartir castigo.


03.- PELIGRO DEL PASADO. Erle Stanley Gardner (****)
El creador de Perry Masón, Erle Stanley Gardner, fue un abogado que se dedicó a la literatura y obtuvo un éxito sorprendente. Produjo centenares de relatos y novelas en una amplia variedad de géneros, entre cuyas obras puede destacarse El cero humano: los relatos de ciencia ficción de Erle Stanley Gardner y Arenas susurrantes: relatos de la fiebre del oro y el desierto del Oeste (ambas publicadas en 1981); pero alcanzó su fama más grande como autor de novelas policiacas. Fue uno de los escritores más importantes de las llamadas ediciones de «pulpa», y creó varias docenas de personajes, la mayoría de los cuales todavía esperan que los recopilen en series. Aunque fue sin duda un escritor dotado, su considerable talento ha sido oscurecido por el mismo volumen de su obra, no toda la cual es del mismo calibre, fenómeno que también ha perjudicado la reputación de otros varios escritores cuyos trabajos aparecen en este volumen. En sus mejores relatos, como en Peligro del pasado, Gardner fue tan bueno como el mejor de ellos.

Citas:
«Las noticias viajan de prisa en el mundo del hampa. A pesar de unos cambios cuidadosamente cultivados en su aspecto personal, algún ex presidiario listo, mientras comía en el restaurante, debía de haber «fichado» a George Ollie.»

Historia con vuelta de tuerca y moraleja.
George está arrepentido de su pasado y ha trabajado muy duro para enderezar el camino y ser una persona honesta. Pero nadie escapa de su pasado y este es un claro ejemplo de que por muy bien que ocultes tus huellas, los que en algún tiempo fueron tus cómplices, lograran encontrarte. No importa que tan lejano y perdido sea el pueblo. No importa que seas un benefactor de la pequeña comunidad. Lo que realmente importa es pagar el dinero que tan chocantemente se te exige para mantener las cosas como hasta ahora han sido. Mal lugar has escogido para colocar la caja fuerte.
Y hasta al más avezado estafador se le van algunos detalles. Detalles que son muy importantes para el final de esta historia, donde la policía del pequeño pueblo, el dueño del boyante restaurante, una de las meseras (guapa , muy guapa) y finalmente el criminal, logran colocar las cosas en su lugar. Claro está que alguien tiene que pagar este final con su vida.



04.- MORIRÉ MAÑANA. Mickey Spillane (****)
Frank Morrison Spillane fue en una época escritor de cómics (trabajó en personajes como el Capitán América y el Capitán Maravillas) y, finalmente, llegó a convertirse en uno de los más famosos autores de novelas policiacas. Aunque ha recibido muchas críticas por obras que se consideraron demasiado cargadas de sexo y violencia, cautivó la imaginación de millones de lectores mediante las hazañas de Mike Hammer, una de las grandes figuras del subgénero «duro». Sus primeras siete novelas, empezando por Yo, el jurado, de 1947, le valieron su reputación, pero su talento, a lo largo de toda su carrera, ha sido constantemente infravalorado por quienes ponían objeciones a los estilos de vida demasiado atrevidos de sus personajes.
A pesar de su popularidad, pocos lectores conocen sus relatos cortos, a menudo excelentes, y nos satisface ofrecer a su atención el relato Moriré mañana.

Citas:
«Rudolph se puso en pie. ¿Qué le ocurría a aquel hombre? ¡Estaba loco! Entonces el otro movió la mano y Rudolph apretó el gatillo. La Browning disparó una…, dos…, tres…, cuatro veces… Pudo ver los impactos en el pecho, todos en la zona del corazón. ¡Cae, condenado, cae! Tenía que caer. El hombretón había sacado la automática del 45 de la caja cuando Rudolph Less disparó por última vez y vio que la bala rozaba el brazo del otro, pero el brazo erróneo, pues era el otro el que sujetaba la pistola.»

Un asesino a sueldo, sueña.
Sueña con la cantidad de lugares que visitará, la cantidad de mujeres que poseerá, los vinos caros que se tomara, los trajes hechos a la medida que podrá disfrutar. Después de realizar este trabajo, que será el último, podrá disfrutar de los frutos de toda una vida matando gente. Que sus servicios no son baratos, faltaba más.
Su larga carrera al servido de otros ajustando cuentas, tomando vidas, apretando el gatillo, ora de manera silenciosa, ora de manera escandalosa, tan solo por el placer de hacerles sentir al resto de los mortales que ha tomado una vida más, se verá afectada por una mala decisión.
¿Pero qué diablos habría de saber que se estaba metiendo a una trampa?
¿Cómo habría de saber que la amable secretaria (cuando cobre, será la primera a la que sobaje) era parte de un elaborado plan?
El final es lo más parecido a una escena de una película de vaqueros: dos hábiles pistoleros frente a frente en medio de una pequeña oficina, disparan. El resultado, solo la suerte decidirá cuál de los dos saldrá con vida.


05.- RESACA. John D. MacDonald (****)
Llegó como una brisa fresca al final de la era de las ediciones en «pulpa», a fines de los años cuarenta, e inmediatamente dejó su impronta en cada género que tocaba: literatura deportiva, ciencia ficción, misterio, horror, suspense. Pagó sus cuotas y el éxito fue su recompensa. John D. MacDonald, el creador de Travis McGee, es un autor de quien se imprimen ahora sesenta millones de ejemplares y que publica nuevos best-sellers en tapa dura cada año. Y se merece todo esto, pues es el maestro de los narradores en este campo y nos ha enriquecido a todos.

Citas:

«Hadley se acomodó ante la barra. No estuvo solo durante mucho tiempo. Al cabo de diez minutos era el centro de un grupo de seis o siete personas. Le encantaban aquellas ocasiones en que le buscaban por sus cualidades para entretener. Las bebidas le llevaban con rapidez al momento en que, sin esfuerzo, resultaba divertido. Las frases agudas se le ocurrían con rapidez, casi sin pensar. Los demás se reían con él y apreciaban su ingenio, y él se sentía bien, sabiendo que le tenían afecto.»

Lo malo de no controlar la cantidad de alcohol en las fiestas, es que la memoria comienzan a desvanecerse, para regresar en la reseca con un golpe que aturde los sentidos.
Mientras tanto, la fiesta de fin de año de la empresa (no se permite llevar pareja) permite a nuestro protagonista gozar de la atención de jóvenes mujeres, a las que hace reír con una facilidad pasmosa: las palabras se unen como por arte de magia; las ideas brincan por si solas como conejo saliendo de la chistera de un mago mostrando el milagro de la multiplicación de las palabras; nadie es infeliz mientras él habla, nadie.
Hasta el momento en que una mala idea logra colarse por entre la niebla de la borrachera y hace su aparición frente a la persona que tiene entre su manos el futuro de la empresa.
El regreso a casa es nebuloso.
El despertar es doloroso y sorprendente.


06.- «J» Ed McBain (***)

La serie del Distrito 87, de Ed McBain, alter ego del novelista Evan Hunter, es sin duda el mejor grupo de narraciones policiales debidas a un escritor norteamericano (y podría discutirse si es el más logrado entre todos los de su género en cualquier idioma). Entre sus muchas virtudes figura una meticulosa atención a los detalles procesales, una caracterización soberbia, perspicaces comentarios sobre la sociedad y un realismo que no ha sido superado. Hasta la fecha se han publicado treinta y cuatro novelas y una compilación de la saga de Steve Carella, Meyer Meyer, Cotton Hawes y los demás miembros de la Brigada 87. «J», que forma parte de un grupo de relatos más breves en la serie, es una mordaz y memorable novela corta sobre la búsqueda que efectúa la brigada del brutal asesino de un rabino.

Citas:
«Mientras miraban al muerto, ni Carella ni Meyer deseaban llorar, pero sus ojos se estrecharon un poco y sintieron una peculiar sequedad en la garganta, porque la muerte por arma blanca es algo aterrador. Quienquiera que fuese el autor del crimen, había usado el cuchillo con un aparente frenesí.»

Es una historia sencilla, en el sentido de no guardar sorpresas que se lean entre líneas: el asesino es claro a la mitad de la narración (es «J», claro está). Lo importante es el lugar: la sinagoga de un barrio pobre y lo otro importante es el cuerpo policiaco que se hace cargo de la investigación. Para esto último se aprovecha el viaje de que uno de los integrantes es un judío que no ejerce (¿?), porque ha estado tanto tiempo en la sección de crímenes violentos, poco le queda de religioso.
Y el escritor aprovecha este evento para explicarnos a los que no conocemos la religión judía los detalles necesarios para entender porque este es un crimen GRANDE, atroz.
No es solo la víctima, no es el motivo, es quien y las fechas lo que hacen que este evento merezca un especial tratamiento.
El final tampoco es sorprendente, pero si emotivo. Es volver a los orígenes.


07.- LA FORMA VERDADERA DE LA COSTA. John Lutz (****)
Cuando La forma verdadera de la costa se publicó por primera vez en Ellery Queen’s Mystery Magazine en 1971, Ellery Queen escribió a modo de presentación: «Un ambiente de lo más insólito para el crimen y la detección, la Institución estatal de dementes criminales incurables, y unos personajes que también se apartan de lo corriente, sobre todo los seis pacientes de la cabaña D. Pero no es su médico, como podría esperarse, el detective, ni tampoco el enfermero ni ninguna persona cuerda. El detective es uno de los pacientes. ¿Un demente criminal incurable es el detective? Sin duda es un “primero”, quizás el “primero” más peculiar desde que creó a Dupin, con su cordura fuera de lo común». Un relato vigoroso y turbador…

Citas:
«—Es como el océano…, quiero decir, descubrir quién mató al señor Rolt. El océano trabaja continuamente la orilla, inundándola una y otra vez hasta que sólo quedan la arena y las rocas…, la forma verdadera de la costa. Elimina la tierra y te queda la roca pura; elimina las mentiras y te queda la pura verdad.»

¿Sabe un loco que está loco? O bien, ¿cómo sabe un loco que no está loco?
¿Qué extraños caminos recorre la lógica de la locura para aclarar las cosas?
El instituto mental le da a sus pacientes la facilidad de recorrer (siempre vigilados) la playa que se encuentra a pocos pasos del edificio y es decisión de cada persona si lo hace solo o en grupo.
Pues con todo y la vigilancia, uno de ellos no regresa y el interrogatorio a los sobrevivientes poca cosa puede aportar. Todos tienen una versión distintas de los hechos y lo único que queda claro es que el grupo nunca se dispersó.
¿Cuál es el mejor método para interrogar a un loco? El detective, quien hace las preguntas (y la lectura se encarga de detallarnos los engranes en movimiento que hay en su cabeza), también es un paciente.
Sorpresivo final, no porque encuentres al responsable, si no por el motivo que le ha obligado a tomar tal decisión.

08.- TIOVIVO. Marcia Muller (*)
En los últimos años han aparecido varios detectives femeninos en los relatos policiacos, en general con escaso éxito debido a dos razones: a) los relatos están escritos por hombres, y b) tienden a hablar y actuar como si fueran detectives masculinos. Sharon McCone, la protagonista de Edwin, el de los zapatos de hierro (1977) y dos novelas de próxima aparición, Haz una pregunta a las cartas y La gema de Cheshire, es la única excepción notable, porque a) su creadora, Marcia Muller, es una mujer, y b) es un personaje delineado con sensibilidad que habla y actúa de una manera femenina verosímil. Tiovivo es el primer relato corto publicado en el que aparece la detective McCone, un relato policiaco que es también un «relato de mujer», en el mejor sentido del término.

Citas:
«—Bob la adoraba, se le caía la baba con la niña. Y Evvie estaba celosa. Al principio, acusaba a Bob de mimar a Merrill, y luego se volvió realmente maligna y empezó a chismorrear sobre relaciones antinaturales, ya sabe a qué me refiero. Entonces empezó a ensañarse con la niña. Yo traté de echarle una mano a la pequeña, pero no podía hacer gran cosa. Evvie Smith actuaba como si odiara a su propia hija.»

Una hermosa niña de pelo rubio ensortijado se pierde de la vista de su madre mientras que el carrusel se dedicaba a dar vueltas. Una detective es contratada para encontrarla y, claro, las investigaciones comienzan con la gentes que se encuentra a cargo del juego, el vigilante y la vendedora de boletos son personajes obligados (y su presencia dura solo algunas líneas).
En mismo camino sufre la investigación: hacer unas cuantas preguntas a la vecina del antiguo domicilio deja claro donde se encuentra y quien se está haciendo cargo.
La narración pierde total interés porque no logra crear un nudo al que valga la pena ponerle atención: los personajes son planos y la historia se resuelve en menos de lo que canta un gallo.
Déjala pasar.


09.- UN ANHELO DE ORIGINALIDAD. Bill Pronzini (**)
Hay muchas clases de relatos policiacos. Un anhelo de originalidad pertenece a la clase conocida como reducción al absurdo, en este caso una mirada briosamente satírica al escritor mercenario, todo el espectro de la ficción contemporánea, y las vidas aburridas, insulsas, monótonas y triviales de la mayoría de la gente. El crimen que se perpetra en estas páginas es uno de los más extravagantes en los anales de la literatura de misterio, como descubrirá el lector cuando Charlie Hackman triunfe finalmente en su búsqueda de originalidad.

Citas:
«Charlie Hackman era un escritor profesional. Escribía literatura popular, de cualquier clase, desde novelas del Oeste sin sexo, a relatos góticos con sexo y novelas históricas con un sexo excesivo. Es decir, escribía de acuerdo con las tendencias imperantes. Podía contarse con él para preparar un manuscrito aceptable en un par de semanas.»

Todo está escrito, todo está hecho.
No hay nada nuevo bajo el sol.
Cualquier historia que pretendas escribir, ya alguien lo ha hecho anteriormente. Y con toda seguridad de manera soberbia.
¿Qué puede, entonces, hacer un escritor mediocre?
Después de luchar de manera denodada contra el temible bloqueo del escritor, la luz se abre paso de manera sorpresiva.
La respuesta se encuentra en un ingenioso juego de palabras (en inglés, claro está) y las correspondientes acciones del protagonista, en un esfuerzo supremo por pasar a la historia como un gran escritor.
Por lo anterior, el traductor se ve obligado a poner muchas notas al pie de página para explicar en qué consiste la originalidad del trabajo cada vez que el protagonista emprende una acción (que no forzosamente tiene que ver con el proceso creativo de la escritura).


10.- UN INTENTO SENCILLO Y VOLUNTARIOSO. Elizabeth Morton (****)
Elizabeth Morton es el pseudónimo de una violonchelista y directora de producción de libros de medicina, que vive actualmente en Rockland County, Nueva York. Su relato muy breve titulado Tocayo apareció en una antología de relatos de horror y de tema sobrenatural, y también ha publicado relatos de ciencia ficción. La señora Morton escribió este relato para celebrar su traslado desde la región relativamente discreta de los Amish al ambiente más barroco de Nueva York. Al igual que las obras de Albert Payson Terhune y otros, es una historia de perros sólo indirectamente. Es, ante todo, un relato de Manhattan.

Citas:
«Mi doberman se llama Titus, y lo compré para protección hace un año. La «protección» es un servicio importante en esta ciudad. La fe ha desaparecido igual que los trolebuses.»

Titus es el héroe incomprendido, soporte de la protagonista y víctima de la incomprensión en este breve y contundente cuento.
La protagonista encuentra a Titus subido en la cama y con una extraña mirada. La molestia (ya sabe que no debe subirse a la cama) deja paso a la preocupación. ¿Qué diablos le pasa? Lo único que se le ocurre es llevarlo de manera urgente al veterinario. Afortunadamente uno de los vecinos tiene esa profesión. La confianza entre ambos le permite tomarse la libertad de dejarlo encargado.
Si Titus pudiera hablar, nada de lo que sigue hubiera ocurrido. Pero él hubiera no existe, ¿verdad?


11.- ALGUIEN SE PREOCUPA. Talmage Powell (**)
Al igual que la novela corta de Ed McBain sobre el Distrito 87, Alguien se preocupa pertenece a una serie policiaca que se centra no tanto en la detección como en la caracterización. Sin embargo, los dos relatos difieren por completo en tono y tratamiento. El relato de Talmage Powell es un estudio sensible de un tenaz policía y la víctima de un homicidio, una «doña nadie», Fulana de Tal (o Mary Smith) que llevaba una vida vacía y solitaria, sin amigos, sin nadie a quien pareciera preocuparle que viviese o muriera. No obstante, como demuestra discretamente Powell, «no hay extraños absolutos en este mundo. Alguien se preocupa».

Citas:
«La actitud de Martín me irritó. La vida de un hombre había sido terminada bruscamente con un cuchillo. Otro hombre pasaría sus mejores años entre rejas. Esposas, madres, hijos, hermanos… Aquello les afectaría a todos. Sus vidas nunca volverían a ser como antes, por muy fuertes que fueran o muy bien que lograran olvidar.»

Un recién salido de la agencia agente de policía se estrena con un compañero experimentado, ya cercano a la jubilación.
El primero considera que el segundo debe ser un guía para los jóvenes y no entiende el porqué de su actitud ante la perdida de una vida humana y que parece que raya en lo absurdo de la insensibilidad.
No importa que tan joven o vieja; hombre o mujer sea la víctima, si tiene o no familiares la respuesta del experimentado policía es «siempre hay alguien que se preocupa...»
Solo que él no sabe quién es ese alguien.
Hasta que llegado el momento de resolver el brutal asesinato se conjugan la habilidad mental del veterano para unir piezas que parecen no tienen ninguna relación entre sí, la guía que el novato está esperando y la claridad de las palabras cuando se cierra el caso.


12.- MUCHAS MANSIONES. Robert Silverberg (****)
Es posible que éste sea el relato policiaco definitivo, con el asesinato en varias direcciones y una plétora de motivos. Robert Silverberg, autor de El castillo de Lord Valentine y las Crónicas de Majipur, que se han publicado por las mismas fechas que esta antología, ha escrito varios centenares de novelas y relatos cortos. Aunque su reputación se basa (al menos por el momento) en su ciencia ficción, figura sin duda entre los cinco o diez autores más potentes y mejor dotados de toda la narrativa norteamericana de posguerra.

Citas:
«— Patrulla del tiempo — dice en tono tajante, mostrando una placa de identificación —. Queda detenida por asesinato temponáutico, señora Porter.»

«— Tal vez esté a salvo mientras permanezca aquí, en el pasado. Pero en cuanto trate de volver a 2006, me desvaneceré como si nunca hubiera existido. No sé. No comprendo nada de esto. ¿Tú qué crees?»

Vamos por una de esas historias de viajes en el tiempo que (te lo apuesto) te dejan descolocado.
Para empezar, es una pareja que ya se conocen sus malas artes (no es que lleven mucho tiempo casados) y en medio de los dos se encuentra el abuelo de ÉL.
Y a su edad no ha perdido el interés en las mujeres. Y es nada menos ELLA la fuente de sus ansias.
En medio de todo este ir y venir de hormonas, aparece de manera oportuna una compañía que ofrece sus servicios de viajes en el tiempo y (también oportuno) el comentario de EL, de que pasaría de pudiera viajar en el tiempo y matara a su abuelo. Esta propuesta ya es vieja, pero la manera cómo Silverberg afronta y desarrolla la idea es totalmente nueva.
Un disparo en la oscuridad hecho con una escopeta de perdigones. Cómo lector todo lo que alcanzas a ver es el fogonazo y después el escritor te lleva de la mano para decirte que paso con todos y cada uno de los perdigones.
No hay capítulos, solo pequeños bloques de texto que representan cada perdigón y cómo afecta el futuro de ... ¿de quién? ¿Son felices? ¿Cómo se modifica el futuro? ¿El futuro de quién? ¿De qué línea?
He de decir que el final es todo lo justo que puede ser está historia (no, las muchas historias).

Luces estrobo en mi cabeza.
Película Coherence (Byrkit, 2013). En Finlandia, en 1923, el paso de un cometa hizo que los habitantes de un pueblo quedaran completamente desorientados; incluso una mujer llegó a llamar a la policía denunciando que el hombre que estaba en su casa no era su marido. Décadas más tarde, un grupo de amigos recuerda este caso mientras cenan, brindan y se preparan para ver pasar un cometa... rebanadas de tiempo y espacio que duran una noche, separadas solo por una negrura aterradora.


Tomo I

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