sábado, 2 de abril de 2022

Los mejores relatos policiacos I [Reseña | Libro]

 Los mejores relatos policiacos I.
1981
198 páginas.
Varios Autores.


Sinopsis
Los grandes maestros de la literatura policial, con sus relatos más representativos, se conjugan para estimular la emoción, los escalofríos y las sorpresas del lector.
Ross Macdonald está representado por una auténtica joya del género, Azul de medianoche, que tiene por protagonista al detective Lew Archer. Margaret Millar, esposa de Ross Macdonald en la vida real, nos ofrece en La pareja de la casa de al lado la trama de un crimen pasional con un final inesperado. John Dickson Carr urde una astuta aproximación al asesinato perfecto: El otro verdugo. Brian Garfield, en La última cacería, relata la persecución de una mujer dinamitera. Barry N. Malzberg aconseja en Cartas desesperadas hacer caso de las amenazas...
Y muchos otros autores famosos: Mark Twain, Dorothy Salisbury Davis, Stanley Ellin, H. L. Gold, Edward D. Hoch, Jean L. Backus, Asa Baber y Michael D. Resnick.

Cómo siempre que se trata de una compilación de cuentos, la clasificación es la siguiente:

No pierdas el tiempo (*)
Entretenido (**)
Imperdible (***)
Extraordinario (****)

De la introducción:
Hace veinticinco años, la editorial Macmillan publicó los resultados de un simposio sobre la novela viva. En su colaboración, Wright Morris decía entre otras cosas: «La vida, la vida misma, tanto si nos lleva al pasado como al futuro, tiene la curiosa propiedad de no parecer bastante real. Tenemos la necesidad, por engañosa que sea, de una vida que sea más real que la vida misma, y esa vida se encuentra en la imaginación. La ficción parece ser la forma en que se concreta su realidad. Si esto no fuera así, poca excusa tendríamos para cultivar el arte. La vida normal y corriente sería en sí misma más que satisfactoria. Pero parece ser que el hombre tiende por naturaleza a transformar (a sí mismo si le es posible, y luego al mundo que le rodea), y la técnica de esta transformación es lo que llamamos arte. Cuando el hombre deja de transformar, pierde el conocimiento, deja de vivir».

01. EL ELEFANTE BLANCO ROBADO. Mark Twain (***)

Concebido con agudeza, ejecutado con fuerza satírica y gran dominio, resuelto con un furor atemperado, «El elefante blanco robado» es absolutamente característico del Twain más imaginativo, en el punto culminante de su técnica… Es también un relato de bienes robados, de un oficio extraño y nada sedentario y, probablemente, el más divertido de este volumen.

Citas:
«—Vamos a ver… ¿Nombre del elefante?
—Hassan Ben Alí Ben Selim Abdallah Mohammed Moisés Alhammal Jamsetjejeebhoy Dhuleep Sultán Ebu Bhudpoor.»

«Duffy y McFadden son los canallas más audaces del hampa. El jefe tiene motivos para creer que fueron ellos quienes robaron la estufa de la central de policía, una gélida noche del invierno pasado, a consecuencia de lo cual el jefe y todos los policías presentes estuvieron en manos de los médicos antes de que amaneciera, algunos con los pies congelados y otros con los dedos de las manos, las orejas y otros miembros.»

Comencemos con un grande.
El protagonista es un político de la India que tiene la misión de hacer que el mundo conozca al país.
¿Qué mejor que llegar a Inglaterra con un regalo asombroso? Y el elefante blanco llega en el mismo barco que nuestro personaje. ¿Y dónde acomodarlo? Pues en el zoológico de la ciudad mientras que la reunión de entrega se formaliza.
¡Hey! ¿Quién, para que y de qué manera se han robado al elefante?
El resto del cuento nos muestra la sagacidad del inspector en turno para resolver el caso; pero no va solo, un grupo de detectives van en busca del animal y será un teletipo la fuente que el lector tendrá para ver la evolución del caso.
El final es ácido, oscuro y la burla llena de humor negro hacia los cuentos de detectives.

Luces estrobo en mi cabeza.
Libro Kraken (China Miéville, 2010). En lo más remoto del ala de investigación del museo de Historia Natural hay un preciado espécimen, algo único e insólito: un calamar gigante que se conserva en perfecto estado. Pero ¿qué consecuencias acarreará la repentina e inverosímil desaparición del animal? Para el conservador del museo, Billy Harrow, será el primer paso de un salto sin red hacia un Londres de cultos enfrentados, magia surrealista, apóstatas y asesinos. La criatura que ha estado custodiando podría ser algo más que una rareza biológica: hay quien asegura que se trata de un dios.Un dios que algunos esperan que acabe con el mundo. Si un robar un elefante es tarea compleja, imagina sacar un kraken del museo.    


02. EL OTRO VERDUGO. John Dickson Carr (***)

En su distinguida carrera, prolongada durante cuarenta años, John Dickson Carr creó dos detectives superiores, el doctor Gideon Fell y sir Henry Merrivale, y algunas de las mejores novelas y relatos de habitaciones cerradas y «crímenes imposibles» que se han escrito jamás. Casi toda su obra pertenece a la variedad clásica, de jugada limpia, del rompecabezas criminal, pero un relato, que muchos seguidores de Carr clasifican entre sus cinco mejores relatos cortos, se aparta considerablemente, tanto en estilo como en contenido, de esa variedad. Ambientado en la Pennsylvania rural, donde Carr nació, «El otro verdugo» cuenta los acontecimientos que rodearon a una muy poco habitual ejecución en la horca.

Citas:
«Fred Joliffe no estaba sobre la trampilla, ni tenía la cabeza cubierta por la capucha, aunque las piernas sí estaban atadas. Permanecía en pie con los ojos cerrados y el rostro vuelto hacia el rosado cielo. Ed Nabors se sujetaba con ambas manos de la cuerda, girando un poco y dando patadas a la trampilla, pero ésta no se movía. En el momento en que oía a Ed gritar algo acerca de que la lluvia había hinchado las tablas, el juez Hunt pasó por mi lado y fue hasta el pie del patíbulo.»

Una historia con tres vueltas de tuerca que te obligaran a volver sobre tus pasos en la lectura.
Uno de los más despreciables elementos de la pequeña comunidad donde se desarrolla la historia es acusado del asesinato de un respetable ciudadano.
Es indudable que es el responsable, porque aun cuando se lleva a cabo el juicio como la ley manda, el resultado no sorprende más que al acusado: ese es el final al llevar una vida que raya en lo escandaloso.
Así llegamos al día de la ejecución, parece que la providencia tiene algo que decir acerca de este asunto.
O quizás sea la combinación de la oportunidad y la suerte la que deciden que es lo que debe de pasar con su vida.

03. LA PAREJA DE LA CASA DE AL LADO. Margaret Millar (***)

Margaret Millar está casada con el famoso autor de novelas de misterio Ross Macdonald, pero tiene un estilo claramente diferenciado en este género. Gran parte de su obra, en novelas como Vanish in an Instant (1952), Beast in View (1955), libro ganador del premio Edgar, A Stranger in my Grave (1960) y The Fiend (1964), trata de personajes psicológicamente perturbados.
Desde luego, como ocurre en «La pareja de la casa de al lado», todo depende de lo que se entienda por «psicológicamente perturbado».


Citas:
«Sands estuvo leyendo hasta muy entrada la noche. Ese era uno de los consuelos de la vejez; si las horas estaban contadas, por lo menos pocas de ellas tenían que emplearse necesariamente en el sueño. Cuando fue a acostarse, la luz del dormitorio de Rackham seguía encendida.»

Un «viejo» detective retirado y solitario tiene como vecinos a una encantadora pareja que llevan años casados. La vida transcurre entre fines de semana de partidos de cartas, carnes asadas en cualquiera de las dos casas, platicas eternas en las madrugadas.
Eso significa que la amistad es firme. Por lo menos, yo así lo considero.
Pero las cosas no pueden permanecer de manera fija.
Un par de radiografías de tórax, una esposa nerviosa y un médico familiar mezclado son la fría lógica del policía hacen que el resto de la historia sea un viaje para hacia la más terrible manera de demostrar el amor a través del miedo a la soledad.

04. UN ASUNTO DE DOMINIO PÚBLICO. Dorothy Salisbury Davis (***)

Dorothy Salisbury Davis es una excelente profesional de las artes de la detección y el suspense, frecuente candidata al premio Edgar, concedido a los escritores de misterio en Estados Unidos. Aunque sus personajes suelen estar llenos de dudas sobre ellos mismos y las circunstancias desfavorables se acumulan contra ellos, suelen tener un ánimo lo bastante flexible para vencer a sus antagonistas y salir victoriosos. En sus mejores obras, como The Pale Betrayer (1965), Where the Dark Streets Go (1969), Shock Wave (1972) y el presente relato, se aproxima al pináculo del género.


Citas:
«Un sadismo que, suponía, tenían todos los policías y que era su demonio personal, como la avaricia es la peste de los comerciantes, el engreimiento el enemigo de los actores, la complacencia el demonio del médico y el orgullo del clérigo. Creía con firmeza que el peor enemigo del enemigo estaba en su propio interior, y pensó sombríamente que en su caso le había costado una esposa y sólo el Todopoderoso sabía qué más. Había ocasiones desde la separación de Nancy en que sentía temblar la misma estructura de su ser. No había alegría sin ella, sino sólo el placer amargo de soportar de vez en cuando el dolor.»

Un asesino en serie actúa a sus anchas en una pequeña ciudad.
Sus víctimas son mujeres jóvenes que se han separado de sus maridos, el motivo de la separación no importa. Parece ser que alguien se ha tomado el tiempo suficiente para investigar a las personas, los mejores lugares para llevar a cabo sus crímenes y el modo de operar para salir indemne con una coartada sólida.
La cacería es terrible y solo hay algunos sospechosos. El detective a cargo no solo es buenos en lo que hace, es testarudo. Y esto último es lo que logra que su matrimonio se vea afectado, haciendo que se separen.
Su esposa es el otro personaje que juega. Sus deducciones le llevan a temer por su vida a manos de quien debería de protegerla.
¿Quién es el asesino? ¿Qué le motiva? ¿Será atrapado? ¿O quizás estamos confundiendo las pistas y son más de un asesino?


05. EL HOMBRE DE PAJA. Stanley Ellin(****)

Stanley Ellin es autor de diez novelas de misterio, entre ellas la célebre The Key to Nicholas Street (1953), pero son sus relatos cortos los que, con toda justicia, le han dado más fama. Los escribe con mucha lentitud y se nota el cuidado que pone en ellos. Ha recibido dos premios Edgar concedidos a los escritores norteamericanos de obras de misterio, uno de ellos por The Blessington Method. «El hombre de paja» es uno de sus mejores relatos.

Citas:
«El mismo anuncio era un milagro: Se necesita hombre para trabajo duro con un salario moderado. Un antiguo empleado serio, honesto y diligente, preferiblemente de cuarenta y cinco años. Escribir con detalles al apartado de correos 111; y el señor Crabtree lo había leído con las gafas caladas y estremeciéndose al pensar en todos los hombres de cuarenta y cinco años que, como él, podrían estar buscando un trabajo duro por un salario moderado y que quizás habían leído el mismo anuncio unos minutos —o unas horas— antes.»

Vamos por partes:
Nuestro poco probable héroe es un personaje delgado, rayando en lo famélico, usa grandes lentes, metódico y está ansioso por encontrar un trabajo. También tiene problemas con las figuras de autoridad: sus rodillas comienzan a chocar y su voz se quiebra.
Un anuncio en el periódico parece que ha sido escrito pensando en él. Toma la oportunidad y una espera nerviosa comienza. BINGO. El puesto es suyo y lo que tienes que hacer todos los días tiene que ser enviado por correo sin falla alguna.
El contratante llega sin avisar y tiene planes que nada tienen que ver con la lectura de los diarios financieros que sirven para crear los reportes diarios.
¿Existe la suerte cuando se trata de organizar y llevar a cabo un asesinato a sangre fría?
Nuestro personaje puede categóricamente decir que sí.

06. AZUL DE MEDIANOCHE. Ross Macdonald (***)

Ross Macdonald (Kenneth Millar), como todo lector de relatos de misterio sabe, figura con Dashiell Hammett y Raymond Chandler como uno de los mejores escritores de historias con detective «testarudo». Estos tres hombres, los «Tres grandes», como les han llamado, definieron y dieron forma al detective de ficción y, al hacerlo, crearon a la vez una tradición literaria y una forma trascendente de literatura. Las crónicas de Lew Archer son estudios líricos de violencia y aberración humana, con claras alusiones sociológicas y metafísicas. «Azul de medianoche», quizás el mejor relato corto protagonizado por Archer, es puro Macdonald, una «mininovela» de fuerza y habilidad considerables.

Citas:
«—Resultaba atractiva para los hombres. Incluso muerta, ya lo habrá visto. —Tragó saliva y prosiguió—: No me interprete mal. Ginnie no fue nunca una mala chica. Era un poco testaruda y yo cometí errores. Por eso me culpé de lo ocurrido.»

«Los dos intercambiaron una mirada furibunda. Los senos de la mujer le apuntaban a través de la blusa como dedos acusadores. La mirada del joven perdió su fiereza y se volvió hacia mí, compungido.»

Archer se toma unos días de descanso a su manera: nada como practicar tiro al blanco con su pesado revolver de seis tiros. El lugar que selecciona tiene un «paquete» sorpresivo: una joven y bella mujer con un suéter color azul medianoche ha sido asesinada.
Como no podría ser de otra manera, el detective retirado (sin paga) comienza con la investigación, conociendo un grupo de variopintos personajes, cada uno de ellos, con una peculiar biografía que bien podría tener que ver con la mujer asesinada.
Mientras la historia se desarrolla, los personajes van tomando fondo (cada uno en su momento muestran sus motivaciones) y forma (qué relación tienen entre si y la historia).
Identificar al asesino, conocer las motivaciones y soportar la carga de los resultados terminan costando cien dólares, dinero que ya ha caído en los bolsillos del detective, conocer quien ha pagado y el motivo para hacerlo es una tarea que como lector corresponde realizar.
Nota: son diez billetes de diez dólares.


07. Y A LA TERCERA, PREPÁRATE… H. L. Gold (****)

Uno de los editores más famosos en la historia de la ciencia ficción, y un hombre cuya gerencia de la revista Galaxy cambió el aspecto de ese género, fue Horace L. Gold. Su buen hacer se difundió también en las revistas populares y trabajó en diferentes campos. Sus mejores relatos de ciencia ficción pueden encontrarse en The Old Die Rich and Other Stories (1955).
Los relatos que adquiría como editor estaban protagonizados con frecuencia por personajes con poderes especiales, los cuales actuaban en mundos propios que podrían ser reales o no. «Y a la tercera, prepárate…» es uno de los mejores relatos de esa clase, y demuestra que un editor puede exigir una alta calidad a sus escritores.


Citas:
«Soy un enfermero del pabellón psiquiátrico, lo cual significa que soy robusto y sé el judo suficiente para hacer a esos sujetos unas llaves que no les perjudiquen pero que les impida hacerse daño o hacérselo a los demás.»

Este es un ejemplo de cuando las casualidades refuerzan las creencias. Si crees que las casualidades existen. O que hay creencias que son poderosas.
Narrado en tercera persona por uno de los ayudantes más fornidos del lugar, tenemos a un pequeño y delgado hombre que utiliza unos grandes anteojos provisto de vidrios muy gruesos.
El tipo de personas que podríamos catalogar como «inofensivos».
Pero él se auto denomina un asesino peligroso: su poder se encuentra en las palabras. Y como ya ha podido ser comprobado ese poder anteriormente, está decidido a que una persona con capacidades calificadas le ayude. Se presenta en un psiquiátrico pidiendo que sea encerrado en algún cuarto olvidado del hospital, donde las noticias del mundo moderno no puedan llegar, donde él no se entere de los acontecimientos.
El médico en turno aplica más de sentido común que conocimientos especializados.
Mientras, los cuerpos de las víctimas se comienzan a amontonar en las noticias.
¿Estamos ante una serie de desafortunadas casualidades o en verdad hay algún poder oculto en ese pequeño hombrecito que duerme en la litera a media luz?

Luces estrobo en mi cabeza.

  • Película En la boca del miedo (Carpenter, 1994). El éxito de Sutter Cane, un famoso escritor de novelas de terror, no tiene parangón. Pero, inesperadamente, poco antes de entregar a su editor su última novela, desaparece sin dejar rastro. Al mismo tiempo, algunos de sus fans se están volviéndo inexplicablemente violentos. El final, tan aterrador por la simpleza con que la realidad puede fragmentarse ante nuestro ojos.
  • Película Candyman (Rose, 1992). En la Universidad de Chicago, la estudiante Helen Lyle investiga la leyenda que rodea a Candyman, un fantasma con un gancho en vez de mano que aparece cada vez que su nombre se pronuncia cinco veces ante un espejo. A propósito de la investigación de Helen, un profesor explica la base histórica de la leyenda y las supersticiones que la rodean: al parecer, Candyman es el espíritu vengativo de un esclavo que fue mutilado por una chusma enloquecida que lo acusó de violar a una mujer blanca. Decir tres veces su nombre puede acarrear graves problemas para tú salud.


08. LAS TRES TUMBAS. Edward D. Hoch (***)

Edward D. Hoch, actualmente uno de los autores más prolíficos y populares de relatos breves dentro del género policiaco, probablemente ha inventado más personajes de detectives de serie que ningún otro escritor, de hoy o del pasado. Más de trece han aparecido en tres novelas, cuatro series y centenares de relatos cortos publicados en Ellery Queen’s Mystery Magazine y otras importantes revistas especializadas en el género. Sin embargo, «Las tres tumbas», relato que no pertenece a una serie, es uno de los mejores que ha escrito hasta la fecha, la narración protagonizada por un periodista que está de vacaciones y una extraña joven, cuyas vidas se cruzan en un somnoliento villorrio

Citas:
«—¿Quién los mató? —le preguntó.
—Yo —respondió ella llanamente, pero añadió—: o usted, o todos nosotros. ¿Ha pensado alguna vez que un delito tan personal como un asesinato pudiera ser obra de tantas manos?
La niña Janie había desaparecido, y volvía a ser una adulta, una joven encantadora de pie en el claro de un bosque.»

Es la semana de descanso de nuestro personaje, periodista y por lo tanto curioso ante las historias con fondo.
Su auto deja de funcionar en la entrada de un pequeño pueblo, afortunadamente es una gasolinera. Y lo sabe por qué de manera descuidada ve las bombas oxidadas, ocultas detrás de la casa que sirve de oficinas a la estación de servicio.
Que suerte, el dueño no solo le vende gasolina, también las bujías necesarias y la mano de obra para que su antiguo auto continué la marcha.
Solo que el destino tiene otros planes: una guapa joven entra en ese momento pidiendo alimentos para la semana.
¿Cómo no ayudarla con esos enormes sacos?
Finalmente, el auto es la caballería que hace falta.
A partir de aquí, la perspicaz mente del reportero va juntado pequeñas piezas (y lo mismo harás tú, lector) hasta que la verdad se abra paso en tu cabeza para entrever una historia llena de muertes y venganza, que se ve reflejada en la existencia de tres tumbas no lejos de la cabaña donde vive la joven y aun lado de una pequeña cueva que muestra su continuo uso, sobre todo para guardar herramientas, como una vieja pala.


09. CARTAS DESESPERADAS. Barry N. Malzberg (*)

Si no ocurrió de este modo, debería haber ocurrido. Puede que no hubiera sido más fácil de aceptar, pero al menos podríamos haberlo llamado pasión… Quizá el deseo se soporta mejor que la intriga.

Citas:
«Querido señor presidente:
Me han sorprendido las observaciones que la prensa de hoy le atribuye a usted acerca de la situación de la asistencia pública. Sin duda, usted conoce el hecho de que la legislación sobre el bienestar social procede de un compasivo intento de los políticos, en los años treinta, de enfrentarse a las miserias humanas de una manera sistematizada. Aunque muchas de las crueldades que usted señala son inherentes al sistema, no arrojan ninguna duda sobre su legitimidad. Toda nuestra historia nacional ha consistido en llegar a un acuerdo con la conciencia colectiva en oposición a la ley de la jungla, y no puedo comprender cómo puede usted sostener su posición.
Sinceramente,
Martín Miller»

Es el cuento que menos me ha gustado. Y no porque este mal escrito o no tenga un fondo que merezca ser tomado en cuenta, es más bien el medio que ha tratado el escritor para crear la historia.
Un continuo ir y venir de cartas, por un lado el señor Martin Miller y quien quiera que esté del otro lado recibiendo el mensaje.
¿Y el contenido de las cartas?
Pues van desde él envió de un cuento corto para una editorial, pasando por la coordinadora gubernamental para poner orden el barrio que ya empieza e ir de más a menos, hasta un importante político al cual hay que echarle la culpa porque ninguna de las cartas ha tenido una respuesta favorable, si es que se dignan enviar contestación.


Luces estrobo en mi cabeza.
Libro La zona muerta (King, 1979). El mismo objetivo para dos personas distintas con historias diametralmente distintas: un mal político que no merece vivir.



10. LA ÚLTIMA CITA. Jean L. Backus (****)

La vejez, junto con la soledad y la infelicidad que acompañan a la edad avanzada, no es un tema exclusivo del relato corto policiaco, pero sin duda una de las mejores narraciones de ese estilo es «La última cita», de la novelista Jean L. Backus. Esta agridulce y conmovedora narración del enfrentamiento de una anciana con su pasado fue merecidamente candidata al premio Edgar para el mejor relato corto, convocado por la asociación de escritores norteamericanos de obras de misterio, en 1978.

Nuestra protagonista es una mujer que ha realizado un largo viaje en la vida (quizás en los tiempos que fue escrito el cuento la jubilación era el punto final de la vida de una persona) y se encuentra en el punto de hacer cuentas: de lo que ha hecho y sobre todo lo que ha dejado de hacer.
Su lugar habitual para comer es un restaurante y ahí se encuentra a otra mujer (increíblemente) mayor en edad que ella y con una pie en la demencia; el otro pie, el que la mantienen pegada a la realidad, lo utiliza como soporte para interactuar con las personas.
Y si bien sabe que su actitud es molesta no por eso deja de hacerlo. La insistencia de sentarse a comer con ella y tratar de entablar una conversación, es solo una de las muchas piedras que se van juntando en su alforja de pendientes por cumplir.
A su lado y con la misma edad que ella, se encuentra su fiel perro. Ambos se hacen mutua compañía en las noches de soledad de la amplia casa donde pasan la mayor parte del tiempo.
Entre retazos de memoria y fragmentos de actualidad, poco a poco vamos conociendo su historia.
¿Quién podría pensar que en su pasado existe la historia de un asesinado hecho por amor?
En las últimas líneas te podrás enterar de los pormenores de esta decisión y la manera de pagar por los pecados cometidos.
Vejez, demencia, últimos días.
Las lágrimas están aseguradas.

11. LA BASE TRANQUILIDAD. Asa Baber (****)

Los relatos cortos y artículos de Asa Baber aparecieron en Playboy y publicaciones similares durante más de una década. Es autor de una sola novela, La tierra de un millón de elefantes. «La base Tranquilidad» quizá sea el mejor relato corto — sin duda es el más aterrador — de finales de los años sesenta, con aquel ambiente eufórico que rodeó el viaje del hombre a la Luna. Probablemente por esa misma razón, el señor Baber tardó diez años en vender el relato, y cuando lo hizo apareció en una pequeña publicación afiliada a una universidad. Aquí está, confiemos que rescatado y restaurado, para esa fracción de eternidad que nos ha dejado la base Tranquilidad.

Citas:
«Viéndole caminar hacia ti por la plataforma, te parecería un hombre con el que es fácil simpatizar o no hacerle ningún caso. De altura normal y peso corriente para un hombre de treinta y cinco años; el cabello empieza a clarear y tiene algunas hebras plateadas en el castaño conjunto cortado a lo militar; los carrillos un poco fofos, y dos arrugas de preocupación que surcan verticalmente la frente y van a descansar bajo las sienes; un rostro deseoso de complacer, fatigado, cauteloso y, probablemente, orgulloso.»

Lee con atención y agárrate con fuerza. Este es un cuento que logra mantener la tensión a lo largo de toda la historia. Cuanto estés ahí, piensa . ¿Quién de toda la familia va a ser la victima?
Avisado estas.
El principio de la historia nos lleva a dar una vuelta a la monótona pero feliz vida de Avery, a quien le ha tocado (afortunado él) vivir los tiempos de la transmisión del alunizaje del año 1969. El ambiente festivo se deja sentir en cada una de las líneas iniciales del cuento.
Incluso, se toma el tiempo necesario para describir a su esposa e hijos, que de manera puntual y sin falta pasan por él en el auto a la estación terminal del tren.
Hasta que un día, se encuentra a un antiguo compañero de la universidad al que no lograr identificarlo de nada y que parece saberlo todo acerca de su vida. Extraño.
Contracorriente, el «invitado» logra tener una cena gratis en casa. El alcohol y la comida corre, la sobremesa se extiende más de lo debido, en el televisor se repite por enésima vez el alunizaje. El más chico de los hijos dice que quiere ser astronauta de mayor.
- ¿Qué planetas visitaras?
- Marte, Venus, Saturno.
- No. Saturno no, cualquier otro, menos ese.
El final, demoledor, angustiante, misterioso.

12. MIRANDO A MARCIA. Michael D. Resnick (****)

Michael D. Resnick, el autor de Birthright y The Soul Eater, probablemente será reconocido en esta década como una de las principales figuras de la ciencia ficción. Nunca ha trabajado en el campo del suspense, y sólo en contadas ocasiones ha escrito relatos cortos. El cuento que presentamos a continuación dará una idea de lo que se pierden los aficionados a ambos géneros. «Mirando a Marcia» es un paradigma estremecedor y casi impecable que, debido a su tema y la forma de tratarlo, no podía publicarse en las revistas contemporáneas dedicadas a la literatura de misterio, cargadas de tabúes, desgraciada circunstancia que ahora remedian los editores de esta antología, publicándolo en la forma más permanente del libro. La voz de la persona que observa, el terror de la que es observada, la tenue línea divisoria entre una y otr…

Yo te prefiero
Fuera de foco
Inalcanzable
Yo te prefiero
Irreversible
Casi intocable
Tus ropas caen lentamente
Soy un espía, un espectador
Y el ventilador desgarrándote
Soda Stereo - Persiana Americana - 1986.

Sin tapujos y sin penas, esta es la historia de un mirón. Muy fácilmente podría llegar a ser clasificada como un cuento erótico. El nivel de detalle es necesario para el final (y que final) del cuento.
Cuenta como cada mañana lo primero que hace es usar el potente telescopio (detalles técnico se agregan) para poder observar a su vecina: mujer de altos vuelos, apetecible y deseable en cada uno de los detalles que componen su cuerpo, el cabello, el color de sus ojos, piel suave y tersa, apiñonada... y la exacta ubicación de un lunar que podría volver loco a cualquiera.
Pero no queda ahí: se esconde de tal manera que ella lo ve pero no tiene idea de con quien está hablando ni cuáles son sus intenciones (claro está).
Entre otros juguetes, cuenta con unos potentes binoculares (detalles técnico se agregan) y una pistola calibre 22 que no dudara en utilizar si se da cuenta que Marcia le está siendo infiel.
La tensión se mantiene durante todo el cuento y el explosivo final te arrastra en la corriente de violencia que se genera.
Repito: qué final.

Luces estrobo en mi cabeza.

  • Película La ventana indiscreta (Hitchcock, 1954). Un reportero fotográfico (Stewart) se ve obligado a permanecer en reposo con una pierna escayolada.
  • Libro Psicosis(Bloch, 1961). Norman Bates, dueño de un apacible parador de carretera, recibe un día a una joven viajera cuyas palabras imprudentes causan una profunda conmoción en su vida extraña y solitaria; Bates, dominado por la presencia obsesiva de la figura materna, reacciona de modo inesperado: unos tragos de licor, una rendija en la pared, el rostro pintarrajeado de una anciana, una navaja de afeitar…



13. LA ÚLTIMA CACERÍA. Brian Garfield (****)

Brian Garfield es un escritor especial. Muy pocos autores de relatos policiacos han trabajado con tanta eficacia en el género del Oeste como este excepcional hombre; si bien gran parte de sus obras en el último género citado han aparecido bajo diversos seudónimos. Ha sido presidente de la asociación de escritores norteamericanos de obras del Oeste y de escritores norteamericanos de obras de misterio. Ganó un premio Edgar por Hopscotch, quizá su obra más conocida.
«La última cacería» combina diestramente su amor hacia el Oeste con su talento para el relato de suspense.


Citas:
«María Skelton había sido campeona de rodeo. No era india, pero había crecido en la reserva de Fort Defiance, donde sus padres eran misioneros. Conocía bien los caballos y las zonas agrestes…»

Combinación perfecta de whisky irlandés y café colombiano. Aroma, cuerpo y sabor en una bebida.
Lo mismo es aquí: género western y policiaco en un entramado que se va creando poco a poco: los personajes no entran de golpe; como si fuera una obra, esperan su turno para contar su parte; los eventos se cruzan para crear una áurea de misterio (que existe).
María es una hábil mujer que si bien no lleva sangre nativa en sus venas, sabe montar bien a caballo, buena utilizando el rifle y es alcohólica, así que hay que pensárselo dos veces antes de meterse con ella.
Su historia es la piedra angular donde el resto de los personajes se mueven y una fábrica de papel, que contamina las tierras cultivables y mata a los animales, el oscuro objeto de deseo que hay que eliminar, sin importar el costo material pero sin vidas humanas como daño colateral.
El FBI, un sheriff que se encuentra fuera de jurisdicción y una apuesta por orgullo serán el motor de la cacería que se desata, con resultado impredecibles.
Excelente y sorprendente final.

Más información de este libro.

Tomo II.

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Bodies [Reseña | Serie]

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