domingo, 9 de abril de 2023

Frankenstein, o el moderno Prometeo [Reseña | Libro]

 Frankenstein, o el moderno Prometeo
Valdemar Gótica XVI
284 páginas.
1818




Sinopsis
La presente edición se completa con un documentado estudio preliminar sobre Mary Shelley y la gestación de Frankenstein a cargo de Antonio José Navarro.
Mary Shelley (1797-1851) fue hija del pensador radical William Godwin — célebre autor del revolucionario ensayo titulado Political Justice y de novelas de tradición gótica como St Leon yCaleb Williams — y de Mary Wollstonecraft, autora de la más ardiente defensa sobre la educación y derechos de la mujer que se hubiera hecho hasta entonces, expresada en su obra Vindication of the Rights of Woman. En 1814 conoció al poeta Percy Bysshe Shelley, que sería el amor de su vida, y con quien huyó al Continente en 1814.
En la noche del 17 de junio de 1816, después de una velada en compañía de Lord Byron, Percy B. Shelley, John W. Polidori, Matthew G. Lewis, entre otros, en la que se discutió sobre el galvanismo, los experimentos del doctor Erasmus Darwin y la posibilidad de descubrir el principio vital y conferirlo a la materia inerte, Mary tuvo una pesadilla en la cual un estudiante obsesionado con la creación de vida artificial despierta y contempla horrorizado a su espantoso engendro. Este sueño fue el primer atisbo de una Criatura que se ha elevado por sí misma al pedestal de los mitos básicos del terror. A partir de esta visión de pesadilla, Mary Shelley construyó Frankenstein, o el moderno Prometeo, una historia que ha estremecido a generaciones de lectores y cuya actualidad permanente han garantizado las numerosas adaptaciones al cine. Una historia destinada no sólo a despertar el horror, sino a proponer una reflexión moral sobre la naturaleza humana y la génesis del Mal.

Citas:
«Yo me urgía a mí misma a pensar una historia — relata Mary Shelley, una vez más, en su prólogo para la edición de 1831—, una historia que pudiese rivalizar con las que nos habían llevado a aquella empresa. Una historia que hablase de los misteriosos temores de nuestra propia naturaleza y que despertase el más intenso de los terrores, una historia que hiciese temer al lector mirar a su alrededor, que helase la sangre y acelerase los latidos del corazón.

«Todo debe tener un principio, para decirlo con palabras de Sancho, y ese principio debe estar vinculado a algo que lo precede. Los hindúes afirman que al mundo lo sostiene un elefante, pero hacen que al elefante lo sostenga una tortuga. La invención, hay que admitirlo humildemente, no consiste en crear del vacío, sino del caos; en primer lugar hay que contar con los materiales; puede darse forma a oscuras sustancias amorfas, pero no se puede dar el ser a la sustancia misma.»



Esta edición que tienes en las manos, está compuesta de dos características que te van a hacer sentir que estas dando una vuelta larga (que no innecesaria).
La primera de ellas es que cuenta con un prólogo extenso, dando detalles y más detalles sobre esa tormentosa noche en que el reto fue emitido y uno de los resultados es lo que vas a empezar a leer.
El otro complemento es, también detallado, la vida de nuestra escritora: la relación entre sus padres, su amor de «verano», el escape hacia el continente...
Y una vez que pases estas dos garitas, inicia un camino hacia un bosque denso y oscuro, narrado en forma de cartas, las primeras y las últimas de ellas redactadas por un joven capitán que se encuentra en la importante misión de conquistar los hielos, para la gloria de su majestad.
Y esto debe ser así, por que en los capítulos finales, el buen doctor ya no cuenta con la suficiente fuerza para redactar absolutamente nada. La muerte lo ronda y más le vale que sea pronto.
En medio de estas cartas aclaratorias, se encuentra la narración del doctor. Desde la pérdida de su madre de manera por demás angustiosa, la llegada de su «prima» Elizabeth a la vida de su familia, el momento en que la idea de hacer un nuevo hombre a partir de piezas de otros, su constante alegato en la escuela para demostrar que es posible, la llegada del ser sobrenatural y el siguiente abandono.
Uno de los matices de estas cartas se ve impregnado primero por el desasosiego que saber que se ha infringido una ley natural y después el miedo de la perdida ante la amenaza de muerte a lo que resta de la familia.
Y será por parte del doctor que nos enteremos del largo periplo que el ser tiene que pasar hasta el próximo encuentro. He de decir que esperaba un ser balbuceante, pero es todo lo contrario. La manera de expresarse, incluso para llevar a cabo las exigencias, demuestran una capacidad extraordinaria para el aprendizaje.
Por este medio nos enteramos de la soledad y el hambre que sufre, los escondites donde se guarece durante el día y las lluvias, la búsqueda de alimento, los favores que realiza a la familia que observa detenidamente y de la que aprende a expresarse...
Después todo se centra en el barco que ha aparecido en un momento milagroso para rescatar el ya de por si cansado doctor, que reposa y repone fuerzas, mientras cuenta su fantástica historia y se toman notas que pasaran a la posteridad.

« Vengaré mis ofensas; si no puedo inspirar afecto, inspiraré terror; y a ti, mi mayor enemigo, por ser mi creador, te juro un odio inextinguible. Ten cuidado; buscaré tu destrucción, y no descansaré hasta desolar tu corazón, a fin de que maldigas la hora de tu nacimiento.»

La muerte llega, como se esperaba, pero no de la manera que el ser lo deseaba.
Porque al final, la redención llega para todos.
Y el capítulo final, nos demuestra de manera inequívoca que incluso el odio más acérrimo y la fealdad más particular pueden cumplir con la promesa hecha de dar termino para siempre con aquello que nunca debió de haber existido.

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