Los ríos de color púrpura [Reseña | Libro]

Los ríos de color púrpura

Jean-Christophe Grangé.

Debolsillo 1998.

364 páginas.

Sinopsis
El comisario Niémans es un policía expeditivo, incluso violento cuando se deja llevar, aunque nadie cuestiona que sea uno de los mejores en su profesión. Tras haber perseguido a un joven que ha acabado en el hospital, la jefatura de París decide apartarlo por un tiempo a la espera de que se aclare el asunto y lo envía a Guernon, una tranquila ciudad en el centro de Francia donde se ha cometido un brutal asesinato. Al mismo tiempo, en Sarzac, a solo 250 kilómetros de Guernon, el joven teniente magrebí Karim Abdouf, otro brillante policía al que se ha enviado a provincias, ve interrumpida la monotonía diaria por la misteriosa profanación de la tumba de un niño judío, de la que los ladrones solo se han llevado su foto. Lo que parece un simple acto de vandalismo se convertirá en un desconcertante misterio cuando descubra que la fotografía del niño ha desaparecido también de los archivos del colegio e incluso de la casa de sus antiguos compañeros. Ninguno de los dos policías sospecha que ambos casos no solo están estrechamente vinculados sino que son el principio de una serie de asesinatos cuyo móvil se halla en un antiguo crimen de sombra tan alargada que amenaza tanto a quienes lo cometieron como a quienes intenten desenterrarlo.

Citas:
«Reinó una especie de espanto silencioso, un grito mudo que permaneció bloqueado en las gargantas. El abdomen y el tórax de la víctima estaban acribillados de llagas negruzcas, de formas y relieves variados. Cortes con bordes violáceos, quemaduras irisadas, algo parecido a nubes de hollín. También se distinguían laceraciones, menos profundas, que se prolongaban alrededor de brazos y muñecas, como si hubieran maniatado al hombre con un trozo de cable.--»

«Localizó sin dificultad el dormitorio de Philippe Sertys. Carteles de animales, revistas ilustradas amontonadas en un arcón, programas de televisión; todo respiraba allí la miseria intelectual, en el límite de la subnormalidad.»

«SOMOS LOS AGRIMENSORES. DOMINAMOS LOS RÍOS DE COLOR PÚRPURA.»
Acostumbrado a leer novela negra sueca, leer un autor francés me ha dejado frío. EXCELENTE novela.

Empezamos con dos líneas argumentales, en ambos casos para describir al policía que vamos a seguir durante la narración.
El primero Niémans, un tipo duro, claro reflejo en el corte de pelo hecho a cepillo, con educación militar, sin miramientos para colocar a la gente en un lugar donde no haga daño, aunque eso implique lastimarlo de gravedad. Es el primero en llegar a la Universidad Guernon donde se ha cometido el crimen, que el presupone realizado por algún tipo de ritual. El autor no escatima recursos para remarcar en todo momento las características de macho alfa, al describir sus pensamientos al conocer a la esposa de la víctima y a la alpinista que lo descubrió. La corriente sexual es claramente definida para no descrita.

El segundo Karim, nos tomamos el tiempo, al igual que Niémans, para conocerlo a fondo, sin prisas. Ambos tienen un pasado que marco su manera de resolver los problemas: siempre contra corriente, están acostumbrado a empujar para conseguir cubrir el objetivo. Fracasar no está dentro de su vocabulario.

Ambas líneas argumentales comienzan flojas, conforme la lectura avanza las historias entran en un crescendo tal,  que pareciera que una de ellas espera a la otra. Tal vez Niémans es la historia principal, por haber sido el primero en entrar en la escena y Karim va en segundo en importancia.

Ambos eventos, investigados en tiempos y lugares lejanos y que parece que no tienen ninguna relación, acabaran chocando de frente, para unir a los dos policías que de manera forzada trabajaran al principio para hacerse inseparables después.
El final, pues, tiene tres finales. O bien un final y dos vueltas de tuerca a la historia. Y esto es de agradecer, porque a la mitad de la narración queda claro quién es el asesino, pero aun no queda claro el motivo.
Esperas que los buenos ganen y que los malos pierdan y sean castigados. Pero aquí, no hay buenos ni malos, solo víctimas de las circunstancias. Gente que paga el precio en sus hijos, por el sueño torcido de la búsqueda de ser dueños de los ríos de color púrpura. Y la venganza de aquellos que han sido arrebatados de lo que más quieres, es inteligente e impecable, porque a pesar del tiempo que ha transcurrido el dolor del golpe devuelto se siente en toda su magnitud.

Valor 5/5
Película