El club de la lucha [Reseña | Libro]

El club de la lucha
Chuck Palahniuk
163 páginas.
1996

Sinopsis
Todos los fines de semana, en sótanos y aparcamientos a lo largo y ancho del país, jóvenes oficinistas se quitan los zapatos y las camisas y pelean entre sí hasta la extenuación. Los lunes regresan a sus despachos, con los ojos amoratados, algún diente de menos y un sentimiento embriagador de omnipotencia. Estas reuniones clandestinas son parte del plan con el que Tyler Durden, aspira a vengarse de una sociedad enferma por el consumismo exacerbado.

Citas:
«Se llamaba Tyler Durden y trabajaba de operador de cine para el sindicato; también era camarero de banquetes en un hotel céntrico, y me dio su número de teléfono.»

«—La primera regla del club de lucha es que no se habla del club de lucha.
»La segunda regla del club de lucha —grita Tyler— es que no se habla del club de lucha.»

«—Soy escoria —dijo Tyler—. Para usted y el resto del puto mundo, soy escoria, basura y un loco —le dijo Tyler al presidente del sindicato—. No le importa dónde vivo ni lo que siento, ni lo que como ni si alimento a mis hijos o si le pago al médico cuando me pongo enfermo. Y sí, soy estúpido y pusilánime y estoy aburrido, pero sigo siendo responsabilidad suya.»

«Incendios Provocados se reúne los lunes.
Asalto se reúne los martes.
Daños se reúne los miércoles.
Desinformación se reúne los jueves.
Caos organizado. La Burocracia de la Anarquía. Imagínatelo. Grupos de apoyo y similares.»

Si tuviera que calificar con una sola palabra este libro, sería  EXPLOSIVO.
Tenemos un trío de personajes que podríamos calificar como «perdedores», menos el narrador. Con educación universitaria, un trabajo aceptable y de vida independiente. Y digo depende porque la historia nos muestra más de una vez, que se encuentra en el mismo camino de desesperanza que los otros dos.
Visitar las reuniones de enfermos con pocas esperanzas de vida para poder tener un abrazo (y comida), ponerse de acuerdo con Marla para saber en que «clubs» estarán cada uno y no tener una competencia inútil, son solo algunas de las cosas por las que los personajes tendrán que pasar.
Tyler es de ese tipo de personas que no quieres tener en tu vida, pero que las circunstancias «obligan» a estar: inteligente y ágil de pensamiento, utiliza todos los medios a su alcance para devolverle al sistema cada uno de los golpes que ha recibido. Y no pierde oportunidad de hacerlo: ya sea como camarero en un hotel de lujo o como distribuidor de películas. En todos los casos, siempre será un transgresor.
Esa misma actitud es contagiada a sus compañeros de cuarto. Como un moderno Bonny y Claude pero en trío.
La historia «sufre» de dos giros, uno a la mitad de la narración (y considero que el más importante) para torcer un viaje que prometía ser de lo más tranquilo, pero que las implicaciones de este viraje lo convierten en un infierno para el protagonista. Mientras que el segundo giro es para realizar el genial cierre (si te lo cuento, la historia pierde su razón de ser).
Uno de los detalles más admirables es la manera de ejecutar la narración: siempre (casi siempre, en realidad) se trata en primera persona, para en algún salto, pasar a tercera persona, te doy una pista, el nombre del narrador NUNCA (igual que la primera regla del club) se menciona. Y eso, eso pues, más los giros que te menciono son lo que hacen que la narración sea tan interesante.
El cierre, como no podía ser de otra manera, pide sangre. No importa si es un inocente o un culpable. Y se cobra de manera brutal cuando Tyler aparece y para él no hay sacrificio que sea suficiente. El club de la lucha se sale de control y los monos espaciales tienen iniciativa propia.

Lejanos tambores de guerra empezaron a resonar en mi cabeza.
El libro De aquí nadie sale vivo: La vida de Jim Morrison (1995). No solo nos habla de su vida como estrella de rock, su relación familiar, sobre todo con su hermano menor estuvo lleno de los abusos y tonterías que Tyler hacer en esta novela.
Todas las actividades que realizan los personajes para obtener dinero, tan variadas y algunas veces locas (pasar las cenizas de un muerto a la correspondiente vasija sin protección),me han recordado a todos esos escritores que desempeñaron muchas y diversas actividades, lo que sirvió para tener material para escribir.
Más información del libro.

Valor 10 de 10
Imperdible.