sábado, 14 de noviembre de 2020

Los ladrones de cuerpos [Reseña | Libro]

 Los ladrones de cuerpos
Jack Finney
1955
197 páginas.


Sinopsis
Santa Mira, un pequeño pueblo del norte de California. El doctor Miles Bennell recibe en su consulta a varios pacientes con una dolencia que no puede tratar: todos ellos insisten en que sus familiares cercanos -tíos, padres, hijos, maridos...- no son en realidad quienes parecen ser. Intrigado y desconcertado, Miles recorre el pueblo en compañía de Becky, su viejo amor de juventud, y de sus amigos Jack y Theodora Belicec, comprobando que una serie de peculiares fenómenos tienen lugar en los sótanos y armarios de las casas, mientras los vecinos duermen... El psiquiatra Mannie Kaufman, al que Miles acude en busca de ayuda, le asegura que no se trata más que de un caso de histeria colectiva, pero paulatinamente la verdad se impondrá con irresistible claridad.

Citas:
«—Bueno — hice un gesto de indiferencia —, la psiquiatría está aún en su infancia. Es el hijastro retrasado de la medicina, y naturalmente vosotros dos no podréis…»

«—Bien, para hacer un buen trabajo en hierro —empezó Jack, disponiéndose a explicar— se efectúan dos impresiones. —No sabía de qué hablaba, ni porqué—. En primer lugar, se toma un molde y se realiza la impresión número uno, dando al metal liso una forma preliminar, bastante rudimentaria. Luego el metal se acuña con el molde número dos, y es este segundo molde el que conforma los detalles, las finas líneas y el delicado relieve que uno ve en un medallón verdaderamente bueno. Debe hacerse así porque el segundo molde, que es el que contiene los detalles, no puede penetrar a la fuerza un metal liso. A este metal hay que darle la primera forma con el molde número uno. —Se detuvo, mirándonos a Becky y a mí para comprobar si le seguíamos el razonamiento.»

«—Miles —dijo Becky, y la miré—. Escucha, Miles —hablaba en un susurro, pero el tono de su voz era tenso—, ¿crees posible que una ciudad pueda aislarse del resto del mundo? ¿Que logre desalentar a la gente de acudir a ella, poco a poco, hasta pasar desapercibida? ¿Incluso ser olvidada?»

Escrita en primera persona, los ojos del médico del pueblo son sagaces y veloces, ven aquello que de otra manera no podría ser explicado como una invasión: la carga de los camiones con vainas y la identificación de las personas aún no convertidas; el nombre de los pueblos que se van alejando del centro de Santa Mira y quienes tienen parientes ahí, el nombre y la profesión de las personas que sirven de rastreadores, para poco a poco, pero de manera inexorable, se ve estrechando el círculo por una invasión invisible, llevado a cabo finalmente, por las personas con quienes has vivido TODA tu vida: tus padres, hermanos, hijos o vecinos: un escape exitoso, un regreso al pueblo por que el cariño con las personas amadas obliga para finalmente cerrar la trampa, no sin antes explicar con lujo de detalles como es que los invasores pretender quedarse con el planeta entero.
Lo mejor de todo es que Finney sabe su oficio en crear la atmosfera opresiva: se toma un capítulo largo, para tratar de explicar  (y tranquilizar) a los protagonistas, mediante las palabras de Mannie, mostrando que esto (lo que sea esto) ya ha pasado antes y que así como llegó, se marchara: ejemplos históricos de histeria colectiva, la cantidad de personas afectadas y la misma conclusión para todo: terminara y aparecerá en los libros de historia como un hecho insólito pero inocuo.
Otro sentimiento constante es la añoranza (la desesperanzas es la constante) mezclado con la perdida: al despertar y ver desde la colina en la que se encuentra la casa del médico, como la luz va poco a poco, dando vida a las casas y negocios en los que en su niñez o juventud han marcado con algún evento importante su vida.Hay dos capítulos completos que te explican que son las vainas, de donde vinieron y cuál es su misión. La narración no es creíble a pesar de que las explicaciones vienen de un profesor en biología, que además es la primera persona que tuvo contacto con los «invasores».
¿El final? No hay escape pero si esperanza, la de no perder aquello que te hace humano (lo que sea que signifique para ti ser humano). ¿Logran las vainas su objetivo? Lo importante no es el final si no el viaje. Te invito a que leas el original.



Lejanos tambores de guerra empezaron a resonar en mi cabeza.

  • The Blob(1988). Una masa gelatinosa llegada del espacio exterior, se extiende por un pequeño pueblo, creciendo más y más mientras se come a los habitantes.
  • The Thing(1982). Un grupo de investigadores se encuentran en el Ártico con una alienígena que puede imitar cualquier forma de vida.

Ambas películas y novelas las encuentras en este blog.

La pelicula de 1956 en este mismo blog.

La película de 1978 en este mismo blog.

Valor 8 de 10.
Todo un clásico de la ciencia ficción. Vamos por las películas.

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