Título original
The Devil's Candy
Año
2015
Duración
79 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Sean Byrne
Guion
Sean Byrne
Música
Mads Heldtberg, Michael Yezerski
Fotografía
Simon Chapman
Reparto
Shiri Appleby, Ethan Embry, Kiara Glasco, Mylinda Royer, Ash Thapliyal, Jamie Tisdale, Pruitt Taylor Vince, Stan Taylor, Tony Amendola
Productora
Snoot Entertainment
Género
Terror | Casas encantadas
Sinopsis
Jesse y Astrid compran una idílica casa en Texas, con espacio suficiente para que él pueda desarrollar su trabajo artístico. Al poco de mudarse, los cuadros de Jesse empiezan a adquirir un tono más oscuro e inquietante, como si una extraña fuerza poseyera su mente
Esta es la segunda producción de Byrne (The Loved Ones 2009), veamos que tal.
Lo bueno.
La historia. Aunque lo hemos visto infinidad de veces (familia que compra una casa de ensueño, historia truculenta detrás de la venta, padre que se va desquiciando y la hija que es utilizada como carnada para un fin mayor), el director es honesto y no pretende hacer nada más que puedas pasar un buen rato. No hay abuso alguno del CGI y mucho menos el susto fácil, se agradece.
Lo mejor.
La música. Como fanático del metal, claro que la música es de los mejores puntos fuertes que tiene la película. Además de acoplarse a las situaciones que tanto pintor como hija están viviendo.
La estética y colorido. Los escenarios externos cercanos a la casa siempre son oscuros y con nubes de amenaza de una lluvia que promete ser para recordar por años. Mientras que cualquier otro lugar siempre tiene mucha luz, incluso la escena nocturna donde con un atraso considerable pasan a recoger a la hija a la escuela.
Particularmente, me ha gustado el tiroteo dentro de la casa, la perfecta sincronización entre el disparo y la mancha de sangre que se comienza a extender por el pecho de la víctima.
Hay un momento en que el pintor y el asesino se sincronizan: mientras el primero se afana en el lienzo y la cámara sigue las manchas de pintura, el asesino hace lo mismo limpiando la bañera, así hasta que la se enfocan ambos rostros.
Lo malo.
Los personajes comienzan bien, muy bien. Perfectamente delineados, después van perdiendo esencia y figura para quedar en un pálido boceto, particularmente la madre - esposa. En cambio, el padre continua y continua hasta que llega el momento de que toda acción depende de él.
Valor 4 de 5.
Buena propuesta pero mejorable, sobre todo en el final.
The Devil's Candy
Año
2015
Duración
79 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Sean Byrne
Guion
Sean Byrne
Música
Mads Heldtberg, Michael Yezerski
Fotografía
Simon Chapman
Reparto
Shiri Appleby, Ethan Embry, Kiara Glasco, Mylinda Royer, Ash Thapliyal, Jamie Tisdale, Pruitt Taylor Vince, Stan Taylor, Tony Amendola
Productora
Snoot Entertainment
Género
Terror | Casas encantadas
Sinopsis
Jesse y Astrid compran una idílica casa en Texas, con espacio suficiente para que él pueda desarrollar su trabajo artístico. Al poco de mudarse, los cuadros de Jesse empiezan a adquirir un tono más oscuro e inquietante, como si una extraña fuerza poseyera su mente
Esta es la segunda producción de Byrne (The Loved Ones 2009), veamos que tal.
Lo bueno.
La historia. Aunque lo hemos visto infinidad de veces (familia que compra una casa de ensueño, historia truculenta detrás de la venta, padre que se va desquiciando y la hija que es utilizada como carnada para un fin mayor), el director es honesto y no pretende hacer nada más que puedas pasar un buen rato. No hay abuso alguno del CGI y mucho menos el susto fácil, se agradece.
Lo mejor.
La música. Como fanático del metal, claro que la música es de los mejores puntos fuertes que tiene la película. Además de acoplarse a las situaciones que tanto pintor como hija están viviendo.
La estética y colorido. Los escenarios externos cercanos a la casa siempre son oscuros y con nubes de amenaza de una lluvia que promete ser para recordar por años. Mientras que cualquier otro lugar siempre tiene mucha luz, incluso la escena nocturna donde con un atraso considerable pasan a recoger a la hija a la escuela.
Particularmente, me ha gustado el tiroteo dentro de la casa, la perfecta sincronización entre el disparo y la mancha de sangre que se comienza a extender por el pecho de la víctima.
Hay un momento en que el pintor y el asesino se sincronizan: mientras el primero se afana en el lienzo y la cámara sigue las manchas de pintura, el asesino hace lo mismo limpiando la bañera, así hasta que la se enfocan ambos rostros.
Lo malo.
Los personajes comienzan bien, muy bien. Perfectamente delineados, después van perdiendo esencia y figura para quedar en un pálido boceto, particularmente la madre - esposa. En cambio, el padre continua y continua hasta que llega el momento de que toda acción depende de él.
Valor 4 de 5.
Buena propuesta pero mejorable, sobre todo en el final.
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