La ciencia ficción a la luz de gas
AA. VV.
Ciencia Ficción - Grandes Éxitos (Ultramar) XCVII
1990.
Sinopsis
Relájese unos momentos; siéntese en su mejor sillón, junto a una luz suave, con una buena copa de coñac en la mano (si bebe) y un buen cigarro (si fuma), y dispóngase a emprender un apasionante viaje a través del tiempo. A la época en que ciencia y técnica eran una maravilla de posibilidades infinitas, el progreso iniciaba su galopante marcha, la imaginación se desbordaba hacia todos lados, y la ciencia ficción (que aún no se llamaba ciencia ficción) se leía aún en todo el mundo a la luz de gas.
Durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX se produjo la gran transformación que configuraría nuestro mundo actual. Esta transformación, y las inquietudes, anhelos y esperanzas que suscitó, quedaron reflejadas en buena parte de su literatura. Autores de la talla de Herman Melville, Mark Twain o Sir Arthur Conan Doyle, sintieron la llamada de este cambio a su alrededor, y sus plumas fueron testigo fiel de la nueva evolución. Sus obras constituyen hoy un núcleo literario que nos permite conocer el desarrollo del pensamiento humano en el transcurso de una época crucial, el siglo de las maravillas, que sentó las bases del mundo moderno.
Cómo siempre que se trata de una compilación de cuentos, la clasificación es la siguiente:
No pierdas el tiempo (*)
Entretenido (**)
Imperdible (***)
01. El artista de lo bello. Nathaniel Hawthorne. (**)
Citas:
«—¡Bella! ¡Bella! — exclamó Annie —. ¿Está viva? ¿Está viva?
—¿Viva? Por supuesto que lo está — respondió su esposo —. ¿Supones que algún mortal posee la habilidad suficiente como para hacer una mariposa, o se tomará la molestia de hacer una, cuando cualquier niño puede atrapar una docena de ellas en una tarde de verano? ¿Viva? ¡Por supuesto! Pero esta hermosa caja es indudablemente una creación de nuestro amigo Owen; y realmente hay que felicitarle por ella.»
El esfuerzo constante y la disciplina dan sus frutos. No importa que el resto de la gente no pueda ver cuál es el fin que se persigue, a pesar de las constantes burlas, a pesar del tiempo perdido en la espera del amor que no va a ser correspondido y que nunca va a llegar.
Esta es una mezcla de la habilidad de un relojero con los sueños de un visionario. Delgado, de lentes gruesos y poca presencia, comparado con el herrero del pueblo. Las ideas contra lo práctico. ¿Quién tendrá la última palabra?
Te invito a que te pases por el final para darte una idea de quien tiene más peso en la historia, no solo en ESTA, si no la del mundo entero.
02. El campanario. Herman Melville. (***)
Del prólogo:
«El campanario» es considerado por los especialistas y estudiosos del género como el único relato auténticamente de ciencia ficción surgido de la pluma de Herman Melville. Y esto resulta curioso, porque la mayor parte de ellos le han pegado esta etiqueta simplemente por el hecho de que en él aparece un autómata humanoide, lo que en la siguiente década se llamará un robot.»
Melville tiene un toque característico en su escritura: tiene las florituras suficientes para que tengas que regresar a leer el pasaje que quedo atrás hace ya mucho. Moby Dick siempre me costó trabajo terminarlo, pensando que me estaba perdiendo toda la acción en el mar.
Este cuento breve no es la excepción a su manera de escribir. Lleno de palabras que parece que no tiene relación entre sí, pero que al terminar de leer, te das cuenta, de manera muy clara de su intención. Además de estar plagado de menciones religiosas.
Los personajes son amables, llenos de conocimiento y nos les cuesta ningún trabajo compartirlo con los demás. Sin embargo, el principal, Bannadonna, el arquitecto, tiene un secreto que le hará que se le considere alguien cercano a Dios. Su capacidad de asombrar a sus semejantes tendrá su oportunidad de ser conocida en cuanto la gran torre que se encuentran en medio del pueblo y que rematar el final tendrá una gran campana llena de extraños símbolos, que podrían ser considerados paganos, será tocada por un extraño ingenio que tiene una pequeña guarida en una esquina del campanario.
La última parte del cuento es una pequeña narración de detectives y lo que se descubre implicara grandes decisiones por parte de los habitantes del pequeño pueblo.
03. La lente de diamante. Fitz-James O’brien (***)
Citas:
«Observar el armonioso fluir de sus líneas era como escuchar la más espiritual de las sinfonías de Beethoven el divino. Se trataba, de hecho, de un placer cuya contemplación resultaba barata a cualquier precio. Deseé poder cruzar el umbral de aquella maravilla aunque ello significara sumirme en otra sangre completamente distinta. Hubiera dado todo lo que me hubieran pedido con tal de gozar personalmente de un momento así de exaltación y deleite.»
Un joven proveniente de una familia acomodada. El destino ya escrito de estudiar medicina, pero torcido de último momento para convertirse en micro copista, a base de un esfuerzo de aprendizaje motivado por un algo que se mueve por detrás de los ojos y que parece que tiene vida propia.
Seamos testigos de cómo obtener información importante platicando con los muertos; de como el destino pone al alcance de las manos las herramientas faltantes y después hacer que la ciencia termine el trabajo.
¿Qué hay más allá de lo que nuestros ojos son capaces de percibir? Permítele al protagonista hacer una descripción detallada del mundo que ha podido ver.
04. Las islas voladoras. Antón Chéjov. (***)
Prólogo:
«Chéjov, nacido en 1860 en Taganrog, nieto de un siervo libertado e hijo de un pequeño comerciante arruinado cuando Chéjov aún no había cumplido los veinte años, sufrió en los años jóvenes de su vida toda la miseria que afectaba a gran parte del pueblo ruso. Su éxito como escritor y dramaturgo no le llegó hasta el último decenio del siglo. Hasta entonces, Chéjov, mientras estudiaba medicina, empezó a escribir cuentos y enviarlos a las revistas humorísticas del país, de gran auge por aquella época en Rusia.»
Citas:
«Una pesada mano descendió sobre su hombro y tuvo que despertarse. Ante él se alzaba un caballero de un metro, ocho decímetros, dos centímetros y siete milímetros de altura, flexible como un sauce y delgado como una serpiente disecada. Era completamente calvo. Enteramente vestido de negro, llevaba cuatro pares de anteojos sobre la nariz, un termómetro en el pecho y otro en la espalda.»
Chéjov es uno de esos escritores que nacieron para contar. No hay tema que no te cause curiosidad por llegar al final y este por lo regular mueve a sorpresa o bien a la reflexión.
Muy al estilo de las aventuras del Barón Munchausen, tenemos una historia que pretende ser realista, tanto para los personajes, sus diálogos y claro está, las situaciones en las que se ven comprometidos, siempre apoyados por la ciencia, que nos ha dado inventos como el Nautilius o que nos permiten darle la vuelta al mundo en ochenta días, claro en globo.
En este caso, el objetivo es sencillo y los personaje no albergan ninguna duda de que podrán realizarlo de manera exitosa: perforar la luna de lado a lado. ¿Ya te conté como piensan realizarlo? Lo sorprendente es que de verdad estuvieron a punto de hacerlo, si no hubiera sido por un pequeño error en los cálculos del viaje.
05. El mundo del hombre ciego. Edward Bellamy.(**)
Citas:
«La extraordinaria juventud de su aspecto hacía difícil, excepto tras un atento escrutinio, distinguir a los jóvenes de los de mediana edad, a los maduros de los viejos. El tiempo parecía no tener dientes en Marte.»
Si en el cuento número tres el viaje se realizaba a lo pequeño, este otro te lleva a Marte, utilizando un telescopio de capacidades extraordinarias.
El viaje es contado en primera persona, por un astrónomo, el nombre no importa, baste con saber que es una figura respetada y conocida en el ámbito académico.
Se repiten las motivaciones de lo microscópico, haciendo pasar al protagonista por una epifanía la mar de sugerente con respecto a que somos nosotros, el ser humano con respecto al universo y su lugar en el. Las descripciones de Marte en pleno verano son bellamente descritas. Y en cuanto a los habitantes, los marcianos, son una fuente inagotable de sorpresas y aquí es donde la filosofía se pone interesante.
La prevención, caray, la prevención. Entiéndase como la cualidad de poder ver el futuro y de la que los humanos carecemos son lo que ha hecho que Dios (tal parece que en amos planetas es el mismo) sea benévolo con nuestra raza, colocándonos en un lugar especial mientras la desarrollamos.
El final me parece forzado y como si fuera una salida de emergencia. No desmerece que se le dé una segunda y más cuidadosa lectura.
06. Publicidad celeste. Villiers de L’isle Adam(*)
Citas:
«Cosa extraña y capaz de despertar la sonrisa de un financiero: se trata del cielo. Pero, entendámonos, del cielo considerado desde un punto de vista industrial y serio.»
El uso del cielo como medio publicitario.
Si bien no desmerece que le pongas atención, la verdad es que Fredric Brown (en este mismo blog) lo desarrolla mucho mejor y con consecuencias devastadoras.
07. Desapariciones misteriosas. Ambrose Bierce. (**)
Prólogo:
«Desapariciones misteriosas», una narración extraída de ¿Puede ocurrir esto?, es un caso peculiar. Presentada no como un relato, sino más bien como un artículo periodístico, nos presenta tres casos de «desapariciones misteriosas», y luego, al final, un intento de explicación científica de los mismos.
En 1914 (o eso se cree), el propio Ambrose Bierce desaparecería misteriosamente en México, en medio de su guerra civil, sin que jamás haya vuelto a saberse nada de él.»
Nada más que agregar. Si lo hago, las breves narraciones se harían aún más breves.
08. Del «London Times» de 1904. Mark Twain. (***)
Citas:
«Fue hecha la conexión con la estación internacional de teléfonos, y día tras día, y noche tras noche, llamaba a un rincón del mundo, luego a otro, y examinaba su modo de vivir, y estudiaba sus extraños paisajes, y hablaba con su gente, y se daba cuenta de que gracias a aquel maravilloso instrumento era casi tan libre como los pájaros en el aire, aunque fuera un prisionero tras cerraduras y barrotes.»
Esta es la historia de un Londres antiguo y a la vez moderno, de un asesinato nada claro donde los protagonistas son bien conocidos, donde parece que se está acusando a un inocente para que cargue con este «peso muerto». Más vale prevenir y es encerrado y su único medio de comunicación detrás de los barrotes de la cárcel es un aparato llamado teleletroscopio, que te permite ver mediante una pantalla lo que sucede en cualquier parte del planeta.
Y hasta aquí termina la propuesta porque el resto de la narración es para detallar la relación que hay entre los personajes, sus miserias, sinsabores y la vida detrás de las rejas.
No, la verdad es que hay más pero decírtelo sería quitarte la sonrisa de la cara cuando llegues al final.
09. La Biblioteca Universal. Kurd Lasswitz (***)
Citas:
«—A veces me he preguntado — dijo la señora Wallhausen — cómo puede seguir encontrando usted algo nuevo que publicar. Me parece que, en la actualidad, ya debe de haberse escrito todo lo que puede ser expresado con palabras.
— Cabría pensar eso, pero la mente humana parece ser inagotable.
— Querrá decir en sus repeticiones.
— Bueno, sí — admitió Burkel —. Pero también en lo referente a nuevas ideas y expresiones.»
Sirva este cuento para hacer cuentas, esas que nos dan miedo en la universidad porque representan cifras grandes o muy grandes.
Aquí viene el relato de un viejo profesor que se imagina cuanto espacio físico puede llegar a ocupar todo el conocimiento humano de todas las culturas. Vengan pues los números.
Pero es su esposa quien hace las preguntas oportunas y necesarias para que la narración no se detenga, para que no quede en un punto muerto que te haga pensar que todo está dicho. Recorremos pues todo el universo conocido. Ahora, querido profesor, explíquenos como es que vamos a poder acceder a ese conocimiento de manera precisa y oportuna. ¡Más números!
Luces estrobo en mi cabeza.
No hace mucho estaba terminando de leer la biografía de Richard Feynman. Los últimos años de su vida los dedico al manejo de nuevos materiales. Y el concepto que estaba desarrollando antes de que su cuerpo no diera más era el de la nanotecnología. El punto central de Feynman era que los expertos eran demasiado apocados cuando pensaban en la miniaturización, que había todo un universo accesible en el espacio comprendido entre las máquinas convencionales y los átomos. Si explotáramos ese espacio, imaginaba, no solo cambiaríamos la tecnología, sino que también se abriría todo un nuevo campo a la investigación científica: «En el año 2000, cuando se mire hacia atrás, todos se preguntarán por qué hasta 1960 nadie empezó a moverse seriamente en esa dirección». Feynman reflexionaba a lo grande, como hicieran los tres popes de la ciencia ficción de entonces: Arthur C. Clarke, Isaac Asimov y Robert A Heinlein. Pues bien, su ejemplo es el mismo que el de este cuento pero a nivel cuántico, donde su predicción era que todo el conocimiento humano cabría en la cabeza de un alfiler. ¿No te suena a la discusión bizantina de cuantos ángeles caben en ese mismo espacio?
10. La voz en la noche. William Hope Hodgson. (***)
Parece que no tiene más que mostrarnos que solo se considera este cuento. Me recuerda a Bruce Springsteen o a Vivaldi: tanta música que tienen y solo se reproducen una o dos de sus obras.
Aquí te dejo la reseña anterior.
11. La araña. Hans Heinz Ewers (***)
Citas:
«Le dije que, de todas las horas de la semana, había una que ejercía una influencia misteriosa, aquélla en la que Cristo había desaparecido de su tumba para descender a los Infiernos, la sexta hora de la tarde del último día de la semana judía. Debía recordar que había sido precisamente a esta hora cuando se habían producido los tres suicidios. No podía decirle más, pero me permitía llamar su atención al libro de las Revelaciones de San Juan.»
No sé si este cuento podría ser clasificado como de ciencia ficción, para mí sería más de un corte fantástico o de terror.
Tres suicidios en circunstancias misteriosas en un mismo cuarto de hotel y aproximadamente a la misma hora con una diferencia de una semana. Un joven aprovechado crea una historia para quedarse en este cuarto, engañando a la patrona y al mismo representante de la ley. Al principio son breves las entradas al diario que ha decidido llevar, conforme transcurre la narración es claro que el acercamiento al precipicio y la espiral de locura que (no) lo toma por sorpresa son tan detallados que es imposible no sentirse atrapado y arrastrado junto con el protagonista.
Espera llegar al final para cerrar los ojos al mal sabor de boca (literalmente) que este cuento te va a dejar.
Luces estrobo en mi cabeza.
Película 1408 (Håfström, 2007)
12. La desaparición de Honoré Subrac. GUILLAUME APOLLINAIRE (***)
Citas:
«Tras haber escuchado mi relato, el juez que cogió mis declaraciones tuvo para mí un tono de amabilidad tan asustada que no me costó nada comprender que me tomaba por loco. Se lo dije. Se volvió aún más amable y luego, levantándose, me empujó hacia la puerta y vi como su secretario, puesto en pie, se preparaba con los puños cerrados a saltar sobre mí al menor gesto sospechoso.»
Y no es para menos, porque resulta que lo me cuentas no solo es inverosímil, también va en contra de la naturaleza, ningún hombre por mucho poder de convicción puede hacer lo que me dices que este desaparecido ha hecho y mucho menos por tanto tiempo. Así pues, seguiremos buscándolo, tenemos sus señas particulares, su domicilio y un motivo para querer hacerle daño.
Y una última observación: no hable con nadie más de esto, si no quiere terminar en una celda acolchonada.
Luces estrobo en mi cabeza.
Película Mimic (1997, Del Toro)
13. La marca de la bestia. Rudyard Kipling (***)
Citas:
«Había luz en el templo, y cuando pasamos pudimos oír las voces de unos hombres cantando himnos. En un templo nativo, los sacerdotes se levantan a cualquier hora de la noche para honrar a su dios. Antes de que pudiéramos detenerlo, Fleete subió corriendo las escaleras, palmeó a dos sacerdotes en las nalgas, y aplastó cuidadosamente la colilla de su cigarro en la frente de la rojiza y pétrea imagen de Hanuman. Strickland trató de sacarlo a rastras, pero él se sentó y dijo solemnemente:
—¿Ven ezo? La marca de la b… beztia. Yo la hize… ¿No ez bonita?»
Esta es un historia con moraleja: si has tomado mucho y vives en un país extranjero, cuídate de hacer cualquier movimiento brusco y ofensivo a los dioses, porque no sabes cuales son más poderosos: los tuyos o la de los creyentes locales. Pero si acaso cometes este grave error, asegúrate de tener a tu lado a alguien que pueda interpretar los síntomas inequívocos de una venganza de poderes que están más allá de tu comprensión.
14. El horror de las alturas. Arthur Conan Doyle(**)
Citas:
«Aquel enorme río de viento del que ya he hablado tenía en su interior, según parece, unos remolinos tan monstruosos como él mismo. Sin previo aviso, me encontré arrastrado repentinamente al interior de uno de ellos. Giré durante un minuto o dos con tal velocidad que casi perdí el sentido, y luego caí bruscamente, sobre mi ala izquierda, través del pozo vacío de su interior. Caí como una piedra, y perdí casi trescientos metros.»
La combinación de la capacidad creadora de aparatos que extienden las limitadas condiciones físicas del hombre más la necesidad de romper límites más información «oculta» hacen que el protagonista llegue al límite solo para comprobar si lo que cree haber visto tiene algún viso de verdad.
Y para estar seguro que podrá regresar a donde quiera que llegue cuenta con sus habilidades de piloto y una escopeta de perdigones, los más grandes que se pueden encontrar; asegurando de que su aventura será conocida llevando una detallada bitácora, llena de anotaciones con una letra temblorosa, como si hubiera sido escrita en el asiento del avión y enfrentando una gran ráfaga de viento.
Esta es la historia de lo que encontró a esa altura, nunca antes alcanzada por un hombre y su máquina.
Luces estrobo en mi cabeza.
¿Te suena la historia de Magonia? Es una ciudad legendaria del folclore medieval. Según se decía, este lugar se alzaba entre las nubes y era el hogar de feroces marineros aéreos llamados "tempestarios", capaces de producir vientos y tormentas a voluntad.
15. Aire frío. H. P. Lovecraft.(***)
Este es otro cuento que ya te reseñe, en este mismo blog.
Más información de este libro.
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