Superman's Metropolis
FECHA PUBLICACIÓN: Febrero de 2017
GUIÓN: Jean Marc Lofficier, Randy Lofficier
DIBUJO: Ted McKeever
Randy Lofficier y Jean-Marc Lofficier son dos escritores con experiencia más que probada como novelistas, ensayistas, guionistas, editores, traductores y divulgadores, con trabajos en series tan importantes para DC en los años 90 como The Fury Of Firestorm, Blue Bettle, Action Comics o The New Teen Titans. Por tanto, no es de extrañar que en 1996 se dispusieran los astros de tal forma que se hicieran cargo del primer número de esta trilogía expresionista aderezada con las figuras más relevantes del panteón de héroes de DC.
Debido a la complejidad de la trama, la duración de la película y los detalles del libro, el cómic se ve reducido a algunas escenas, no siempre las más importantes, pero si las más emblemáticas de la historia.
La combinación de los colores y los dibujos buscan ser un homenaje a este período alemán tan prolijo en propuestas novedosas y subyugantes tanto en el plano visual como en las historias: El gabinete del doctor Caligary y Nosferatus son dos ejemplos más de esta época.
Así, está es la historia dentro de la realidad:
Metrópolis, la gran ciudad, llena de todas las maravillas que el ingenio humano pueda concebir. Grandes dirigibles cruzan su libre cielo color azul, grandes rascacielos retan las alturas, porque siempre pueden seguir creciendo, las máquina alimentadas por el vapor hacen que la sangre de la ciudad corra a toda velocidad y de manera constante.
¿Qué alimenta a las grandes máquinas subterráneas que dan vida a la ciudad? El gran cúmulo de personas que viven en esas mismas las áreas, cubriendo eternos turnos, vistiendo siempre ropa de faena azul y con sus zapatones toscos. El alimento vivo no puede permitirse cansarse, sobre sus hombros descansa la grandeza.
Mientras que en las afueras, en los mejores sitios para vivir y dormir se encuentran los hijos de los amos de Metrópolis. En los Jardines, son atendidos por sirvientas educadas solo para servirlos. Aquí se encuentra Clarc, hijo de Jon-Kent, cerebro de la ciudad y dueño absoluto de todo y todos los que viven en ella.
Sorpresivamente, las puertas que dan paso a los exclusivos jardines se abren. Alguien aparece llevando consigo innumerables niños. Pero no te confundas, a pesar de que solo tiene dos brazos es capaz de abarcarlos a todos. La visita ha surtido efecto, Clarc tiene, debe, de buscar a la sorpresiva visitante, es indispensable que sepa su nombre. Corre tras de ella, lo más rápido que puede. Sin embargo, ha desaparecido. «Si es hija de un obrero, se dónde empezar a buscar»
Mientras en las profundidades de la ciudad, las máquinas rugen y siempre piden más. Las calderas aúllan y escupen calor desde los muros internos. El aroma del aceite flota en sofocantes capas en las amplias cámaras.
En un mundo con ciclos infinitos de repetición, es una bendición cuando el turno termina. ¿Cuántos años tiene ese obrero? ¿Mil o quizás solo veinte?
La búsqueda de la inesperada visitante ha llevado a Clarc al momento y sitio adecuados.
El cansancio de 12499 le ha impedido moverse de manera oportuna para mantener la presión bajo control.
El jefe White ordena a 11811 que lo sustituya. Muy tarde.
«Estamos en el infierno» Todos los cuerpos de los obreros, incluyendo el del ingeniero en jefe Perry son subidos por las escalinatas resbaladizas por el vapor que ha salido de manera salvaje a causa de la explosión.
Esto no puede continuar así, algo debe de hacerse. Y se hará.
Mientras, en las alturas, en el edificio conocido como la Nueva Torre de Babel donde habita el amo de la Gran Ciudad.
Donde se dictan las ordenes, esas que no admiten discusión y que deben ser cumplidas a como dé lugar...
- Las cifras de producción continúan muy bajas... auméntenlas de manera inmediata... no se aceptara ningún tipo de excusa. Firma: Jon-Kent
De manera imprevista, Clarc aparece en la puerta, la urgencia de hablar con su padre es enorme...
- Mientras que con el asunto del accidente en las calderas...
- Padre, de eso debo hablarte.
- Ese tipo de accidentes son inevitables, lo que no termino de entender que es lo que haces en esos espacios, conoces muy bien el reglamento. Es el último lugar donde deberías de estar.
Hay más noticias, los obreros muertos llevan consigo unos extraños mapas. No haber sido dados por la mano derecha del amo, solo puede significar una cosa: ya no eres útil para sus fines.
-Ya puedes pasar al banco a recoger tu balance.
- Padre, ¿no sabes que despedir a alguien solo significa su sentencia de muerte?
Aun siendo su hijo, no tienes el poder para combatir al amo de Metrópolis.
«Estos mapas... debo decírselo a Lutor.»
Hay una casa que es la más antigua de la ciudad. Empequeñecida por los altos edificios y los enormes chapiteles que tiene alrededor, se las arregla para emitir una larga sombra sobre ellos.
Cada año que termina parece entrar, de manera sigilosa, en esta casa, convirtiéndola en un cementerio, un ataúd lleno de decenas de años.
La casa sobrevivió a la época de humo y hollín que precedió a la ciudad tal y como es ahora... porque el siniestro genio de su interior quería que sobreviviera.
Algunos dicen que es un brujo aunque él se denominaría un científico.
La puerta «oculta» se abre y aparece el amo de la ciudad. Los ojos que miran a la lejanía y el lento hablar indican que algo no está bien.
- He recibido más de los planos de los rebeldes...
- Dime amo.
- ... amo.
- Me complace que el amo de Metrópolis me llame amo.
El momento de las explicaciones ha llegado y Lutor es en este momento el dueño del tiempo:
- En aquellos tiempos, Metrópolis era una ciudad nueva, contigo como arquitecto en jefe y yo como principal ingeniero... Los aliados más fuertes, los mejores amigos.
Hasta que llego Martha.
- Fue entonces cuando me retire a mi retorcida casas en medio de una ciudad muy lineal y empecé a planear mi venganza. Con el tiempo Martha murió, como no podía ser de otra manera, el día que te escogió a ti, firmo su sentencia de muerte. La otra parte fue hipnotizarte para convertirte en mi marioneta.
Mientras que en las profundidades de la gran ciudad, la máquina principal nunca ha dejado de pedir alimento y será el caso del recién despedido mano derecha del amo quien paga las consecuencias: Olson, no puede más y se desmaya. Será Clarc quien tome su lugar. Así, el hombre frente a la máquina ya no es un ser humano si no un mero trozo empapado de agotamiento, de cuyos poros rezuman las últimas fuerzas de voluntad en grandes gotas de sudor.
Un gran sonido nunca antes escuchado por el hijo del amo de la ciudad llega a sus oídos. «¿Acaso se ha roto la máquina?... Vamos que el cambio de turno ha llegado»
El secreto de los planos es descubierto por el científico, ahí donde termina su casa otro mundo comienza. Una gran puerta en el piso los lleva a un mundo de oscuridad estigia, un mundo que se encuentra un nivel mucho más abajo de donde viven los obreros. Una corriente continua de hombres vestidos de azul, cansados se mueve de manera frenética hasta llegar a una última y gran caverna, donde «ella» tomara la palabra, una palabra de esperanza.
- Hoy les voy a contar la historia de la Torre de Babel. Había hombres que deseaban construir una torre cuya cima tocara los cielos. En su base grabarían: grande es el mundo y su creador. Grande es el hombre. Aquellos que concibieron está idea no podían solos así que contrataron a otros miles para que la construyeran por ellos.
Entre el cerebro que planifica y las manos que construyen debe haber un mediador, un Superman. El corazón es quien debe provocar el entendimiento entre las manos y el cerebro. Ese salvador se alzara para traer el bien, la paz y el amor.
- ¿Dónde se encuentra ese mediador, Lois?
Después de la reunión, las enormes y silenciosas cavernas que son los cimientos de la ciudad son para Louis tan familiares como los rincones de su casa: vigas de acero enterradas y llenas de hongos. Los cuerpos de los primeros trabajadores que fueron aplastados por la construcción inicial. El rapto se lleva a cabo. Solo el inmenso silencio es testigo.
Mientras que en un gran sala de la Torre de Babel, el nominado amo de la ciudad se da cuenta que ha sido traicionado, después de ver a Lois, imágenes de Martha han llegado a su cerebro y (cómo muchas veces en su vida) han dejado pasar un rayo de luz que le ha permitido ver con claridad la situación en la que está. Es hora de poner orden
Mientras en la particular casa del científico, la raptada Lois y Luthor al laboratorio permite dejar claro cuál ha sido el trabajo el que ha estado enfrascado:
- He creado una máquina a semejanza del hombre. Una máquina que nunca se cansa y que nunca comete un error. De ahora en adelante ya no necesitaremos a los trabajadores vivientes. ¿Acaso no ha valido la pena la perdida de una mano para lograr la creación de los trabajadores del futuro... los hombres maquina? Mandare a mi maquina a sembrar la discordia y a destruir la confianza que han depositado en ti.
- Mi Futura te he traído tu identidad suprema. Se llama Lois y no es como tú. Tu eres más fría que el hielo y más dura que la roca, pero esa imagen se verá cubierta por una capa de piel y dulces modos. No me creo esa mentira que dice que el primer ser humano sobre la Tierra fue un hombre. Si un dios masculino creo el mundo, entonces seguro que creo primeramente a la mujer, así como yo te estoy creando a ti.
Mientras en las entrañas de Metrópolis y después de encontrar un extraño diario en las oficinas del amo Jon, Clarc y Olson encuentran la puerta que esconde un secreto y uno muy profundo. Las imágenes se agolpan en el cerebro del hijo:
«Una pequeña nave se ha estrellado en la tierra, los únicos testigos Jon-Kent y Lutor. El metal ardiente abraza la mano del científico cuando toca la nave. Esa misma noche la reemplazara por una de metal. Dentro de la sentenciada nave, está el más milagroso de los supervivientes. Jon y Martha no pueden tener hijos, así que se quedan con este. Lutor se queda con la nave, que puede ser más interesante.
Un día, un año después Jon deja el hogar para hacer negocios en la ciudad. Lutor aprovecha para declararle su amor a Martha y es rechazado. Lutor la mata con sus propias manos. Jon no ha ido tan lejos y Lutor ha aprendido cosas de la nave extraterrestre. Hipnotiza al padre y se da cuenta que no puede matar al hijo, hasta su mano de metal parece de cartón al tratar de hacerle daño. Así que borra de su mente el asesinato que acaba de presenciar y los poderes que ha heredado de las estrellas.»
Una cripta, en lo más profundo de las viviendas de los obreros, Futura hace aquello para lo que ha sido creada:
- Hermanos he predicado la paciencia, pero el mediador no ha llegado... y no llegará. A lo largo de la mañana, la tarde y la noche, la maquina brama por alimento. Y nosotros somos la comida viva. ¿Por qué no dejan que las máquinas mueran de hambre? Pongan al mundo en su lugar. ¡La hora ha llegado! ¡Muerte a las máquinas.
Lo que antes era una corriente continua lenta de rostros tristes y apagados, ahora es un río embravecido que busca eliminar el origen de todos sus males: las máquinas tienen que perecer. Y el influenciado amo de la ciudad, no es capaz de tomar una decisión, deja que los obreros continúen su marcha hasta el centro mismo, sabiendo que una gran corriente seseante romperá las calles buscando una salida.
¿Qué puede hacer un mero humano ante esta emergencia. Cualquiera que toque de las calderas incandescentes lo carbonizarían. Las esperanzas de Lois son una demencia vana y su alocado sueño de un salvador no es más que un delirio. ¿Acaso pensaba que caería del cielo?
¡Y eso, ningún hombre puede hacerlo!
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¡Mira, arriba en el cielo! ¿Es algún tipo de pájaro! ¿Acaso es un avión?
- Lois. ¿Por qué le haces esto a estos pobres diablos?
- Olvídalos, solo son gusanos que escarban bajo la tierra. Tú te elevas por encima de ellos como un águila, cambias el curso de los poderosos ríos con tus propias manos.
- ¿Olvidar a los trabajadores? Pero si ellos son tu motivo y por lo tanto también son el mío.
- Tú y yo somos el futuro. Únete a mí y cuando Lutor lo ordene, trituraremos a estas alimañas bajo nuestros pies.
- Tú eres la máquina, mientras que yo soy el hombre.
- ¿Me desafías? Tú no eres el futuro, de hecho no tienes futuro, solo una tumba muy humana.
Mientras en la retorcida casa.
El último secreto sale a la luz, Lois es testigo del cambio que Lutor ha sufrido en su cuerpo y parece ser que también en su cabeza, haciéndole perder todo contacto con la realidad.
- ¡No eres humano!
- Soy más que eso. Mucho más que solo mi mano se hizo añicos la noche en que un proyectil del espacio se estrelló cerca de mí.
- Este corazón inorgánico latente, sujeto por su jaula de cromo, hace que el mío palpite. Lo moldee del brillante fuselaje metálico de esa nave nacida en las estrellas. Un último trozo del planeta de Clarc hijo de Kent.
En la ciudad de los trabajadores:
- ¿Quien mejor para ejecutarte que la mujer que amas?
- Es difícil luchar cuando te pareces tanto a ella.
Con cada potente golpe... cada rápido movimiento... Clarc se convierte en lo que siempre ha sido: un ser de otro planeta, con capacidades extraordinarias.
Pero el robot también está hecho con la misma tecnología, limpia de las emociones y debilidades humanas. Son las dos últimas encarnaciones de una ciencia que murió cuando el planeta exploto y los dos están decididos a sobrevivir.
Esto debe terminar:
Lutor ha huido hacia la catedral con Lois como rehén.
- ¡Ven hacia mí, Super-man! ¡Enfréntame en la última batalla... o lanzaré a esta mujer al vació!
- Me has llamado y aquí me tienes... Y si un golpe no es suficiente, tengo muchos más. ¡Ríndete! ¡No me obligues a matarte!
- Tú preocupación me emociona, preocupa a mi corazón. Míralo más de cerca.
- Me siento... d...e...b...i...l...
- ¿No recuerdas debilidades parecidas en las últimas dos décadas? ¿Realmente crees que he estado ocioso durante tanto tiempo? Aprendí que el metal del que está hecho la nave te debilita. No pretendo saber por qué, ni me importa adivinarlo, solo sé que este veneno no te matará, lo harán mis manos.
Un rápido golpe, una caída mortal que es detenida por el extranjero.
Otra caída, esta vez sin que nadie la detenga, es el final que el científico de Metrópolis.
Al amanecer:
- ¡Escuchen todos! Hace años la mente de mi padre concibió los planos de la ciudad, pero necesitaba manos para construirla. ¡Sus manos! Hoy fui lo suficientemente afortunado para blandir el poder que detuvo a aquellos de buscaban enfrentar las manos y la cabeza entre ellos. De ahora en adelante sus manos y las mejores mentes de la ciudad trabajaran unidas para forjar el destino de la ciudad.
He decidido dejar hasta el final el último eslabón de esta cadena que es la historia de Metrópolis, así que te dejo en sentido inverso las distintas versiones de la historia que he podido encontrar:
La versión anime Osamu Tezuka no Metoroporisu (Metropolis)
La versión de 1927.
El libro de 1925.
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